Las tres justicias en una (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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a besar la feliz tierra
que pisáis.
BLANCA: Alza del suelo;
que es justo que te agradezca
la lealtad que con don Lope
tienes, pues que no le dejas
en ningún trabajo.
VICENTE: Soy
criado adquirido ad perpetuam
rei memoriam.
BEATRIZ: ¿Mi señor
vino ya?

A BLANCA


Pues aunque sea
delante de ti, he de darle
un abrazo en mi conciencia.
LOPE HIJO: Guárdete el cielo, Beatriz.
LOPE PADRE: Todos de verte se alegran,
pero más que todos yo;
y pues ya ir a ver es fuerza
a don Mendo, y darle gracias
del cuidado y la fineza
con que acudió a tu perdón,
Beatriz, a su cuarto llega;
mira lo que hace, y en tanto
quiero, Lope, que me atiendas.

Vase BEATRIZ


VICENTE: (Plática espiritual Aparte
tenemos.)
LOPE HIJO: (Calla, y paciencia, Aparte
pues ya sabes que venimos
a escuchar impertinencias.)
LOPE PADRE: Lope, ya ves el estado
en que estamos; nuestra hacienda,
que es lo de menos, está
toda empeñada y deshecha.
Estefanía, la dama
que tantos sustos nos cuesta,
está en un convento; yo
la he dado el dote y la renta.
Sabe Dios si, por poder
hacerlo y cumplir con ella,
poco menos he quedado
que a pedir de puerta en puerta.
En fin, hijo, tú estás hoy,
por la piadosa nobleza
de don Mendo, perdonado;
con que parece que cesa
ya todo lo padecido.
Lo que rogarte quisiera,
con lágrimas en los ojos,
con suspiros en la lengua,
y aun de rodillas, si a esto
dieren mis canas licencia,
es, Lope, que desde hoy haya
en tu vida alguna enmienda.
Restauremos lo perdido
de la opinión, y parezca
que a quien tiene entendimiento
los trabajos le escarmientan.
Hijo, seamos amigos,
y no haya más competencias
de amor ni de odio en los dos.

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