Nadie fíe su secreto (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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que de gallina lo dejas.
CÉSAR: Lázaro, ¿por qué no haces
lo que te manda su Alteza?
FÉLIX: ¿Quiéres que le dé yo?
ARIAS: O yo
le daré.
LÁZARO: ¡Brava sentencia!
Yo voy (y pienso escaparme, Aparte
por favor a la inocencia.)

Sale el MÚSICO


MÚSICO: "Rompió el silencio amoroso,
diciendo con triste voz,
´¡Ay, que me muero de ausencia!
¡Ay, que me muero de amor!´"

LÁZARO: Plegue a Dios que, si inocente
estás, que aquí se me vuelva
aquesta espada de palo,
porque ofenderte no pueda.
¡Milagro, milagro!
ALEJANDRO: Bueno
anduvo.
LÁZARO: Dios, que no deja
de su mano al inocente,
volvió por su causa mesma.
Toma esta espada; que tú
eres digno de tal prenda;
y aunque sea milagrosa,
me darás otra por ella.
ALEJANDRO: Yo te la mando.
FÉLIX: ¿Por dónde
iremos?
CÉSAR: Demos la vuelta
hacia palacio, y allí
te quedarás.
ALEJANDRO: Tiempo queda
para recogerme.
CÉSAR: Mira
que el día, señor, se acerca.
ALEJANDRO: Poco importa, que ya el alba
me hallará de esta manera.
¿Cómo te sientes?
CÉSAR: Ya estoy
muy alegre, aunque me cuesta
el alegrarme muy caro.
ALEJANDRO: También yo de mi tristeza
estoy mejor.
CÉSAR: Yo por ti
digo, señor, que me pesa,
y te juro de no estar
triste en mi vida.
ALEJANDRO: (Aunque sea Aparte
villanía de amor,
parece que se consuelan
con otros gustos sus gustos,
con otras penas sus penas.)

Vanse. Salen doña ANA y ELVIRA a la
reja


ELVIRA: ¿Otra vez vuelves?
ANA: No puedo
de una vez determinarme;
vengo por desengañarme,
y más engañada quedo.
Hasta verme despreciada,
imaginé ser querida,
y hasta verme aborrecida,
no me he visto enamorada.
De su descuido ha nacido
en mí todo mi cuidado;
mas para haberme olvidado,
bastaba verse querido

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