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alegre estoy ahora.
ALEJANDRO: Y, ¿qué fué?
CÉSAR: De mí mismo desconfío;
don Arias no le ignora;
él le dirá mejor, y yo le fío
que él la verdad te diga.
Hablan don ARIAS y don CÉSAR
aparte
ARIAS: Con estas confïanzas más me obliga;
pero ya llega tarde.
CÉSAR: Mira lo que le dices, y no sea
algo que me acobarde.
ARIAS: Diréle una mentira que no crea
el que la verdad mira
cuál sea la verdad, cuál la mentira.
ALEJANDRO: ¿Qué hay, don Arias?
Se apartan don ARIAS y ALEJANDRO
ARIAS: Airada
la halló con mil razones rigurosas,
pero desengañada
quedó en fin a disculpas amorosas.
Un papel la ha enviado,
viendo que está don Félix ocupado;
de éste respuesta espera,
y otra ocasión.
ALEJANDRO: ¿Ha mucho?
ARIAS: En este instante.
ALEJANDRO: ¿Hay confusión más fiera?
Remediar ese daño es importante;
que si el papel recibe,
¿quién duda los amores que la escribe?
El papel me da celos,
y temor la ocasión que en él aguarda.
¿Qué es lo que miro, cielos?
Esto me anima, aquello me acobarda.
Se acerca nuevamente a CÉSAR
En fin, ¿eso ha pasado?
CÉSAR: Don Arias la verdad te habrá contado.
ALEJANDRO: Dejando aquesto aparte,
don Félix, por no darte aquesta pena,
excusaba contarte
que, de pasión y de congoja llena,
un desmayo a doña Ana
ha dado.
FÉLIX: ¿Con desmayo mi hermana?
ALEJANDRO: Nísida me lo dijo;
yo, por no apasionarte, lo encubría.
FÉLIX: Más con eso me aflijo.
ALEJANDRO: Dígolo ahora, viendo que podía
importar tu presencia.
FÉLIX: Iré a verla, señor, con tu licencia.
Vase
ALEJANDRO: (Eso es lo que deseo, Aparte
que vayas a estorbarla que le escriba.)
CÉSAR: (¡Cielos! ¿Qué es lo que veo?) Aparte