El cordero de Isaias (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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DEMONIO ¿Luego no hay que proseguir tú en tus encantos, ni yo mis astucias?
PITONISA Sí hay.
DEMONIO ¿Qué es?
PITONISA Ir 1015 en su seguimiento en otro hábito y con otro ardid. Judaísmo y Gentilismo, ¿no tienen, en lid civil, puesto al mundo? Pues [hagamos 1020 los dos sangrienta la lid. Yo, en común, idolatría, pues lo que quiere decir es culto supersticioso, que es el que me toca a mí, 1025 influiré en el Gentilismo sañas, para destruir a Jerusalén. Tú, puesto que es lo que te toca a ti, como apóstata que eres 1030 del imperio de zafir, perturbar la religión, podrás también influir iras en el Hebraísmo, en orden a no admitir 1035 la nueva Ley de la Gracia; con que en partido motín se impedirán uno a otro el que lleguen a admitir Sacrificio en que es forzoso 1040 se hayan de contradecir con lo idólatra el hebreo, con lo apóstata el gentil.
DEMONIO Si una cosa es intentar y otra cosa es conseguir, 1045 intentemos el vencer y consígase el morir. Vamos, pues.
PITONISA Pues sea, Lucero empezando desde aquí para mezclarnos con ellos 1050 ensayados a fingir con ellos diciendo.
LOS DOS Y
UNOS. Dentro Venid, venid, y dejando su esfinge, y siguiéndome a mí, lo infeliz trocareis a [lo feliz. Vanse. 1055
Ábrese el carro de palacio y vese Candaces sentada en real trono, y dos damas a su lado cantando.
DAMAS Cantan ¡Oh! ¡Cómo yace postrada, sin consuelo y sin placer, la emperatriz de las gentes, diciendo cuantos la ven: Jerusalén, Jerusalén! 1060
MÚSICA Dentro Pues no hay dolor que iguale a [tu dolor, conviértete a tu Dios y tu Señor, que es el último bien.
TODOS y MÚSICA ¡Jerusalén, Jerusalén!

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