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BEHOMUD ¿Qué tienes?
PITONISA Yo no lo sé; mas sí sé, pues confidente el corazón (que los males sabe antes de sucederse) 1700 me dice que aquella nube, debida a vapor tan breve, que a un solo querer formarla,
Chirimías y descúbrese una nube, en que trae el ÁNGEL a FILIPO.
robusta en el aire crece, para mi temido asombro 1705 es que en cándidas preñeces me avisa, que si un auxilio al rayo del sol le debe, ha de parir (¡con qué rabia lo digo!) de aquella nieve 1710 que esconde callada lluvia que lave; mas ya no puede el susto, el ansia, la angustia...
ÁNGEL Ya estás adonde Dios quiere que te halle quien te desea 1715 y no te conoce.
Vase el ÁNGEL, dejando a FILIPO en el tablado, y retírase a un lado PITONISA.
PITONISA ¡Oh, pese a mis iras!
BEHOMUD Venerable anciano, que en transparente nube, ya sea por sagrado honor que ella en sí contiene, 1720 o ya sea por los celajes que tu resplandor le preste, quitas al aire el medroso susto, que ha tanto que tiene, de que ensangrentados giros 1725 y lúgubres palideces su vaga esfera fatiguen y su azul campaña infesten, ¿quién eres?
PITONISA ¡Qué bien temí! Pero retirada intente 1730 que lo que présaga el ansia me avisa, estorbe.
BEHOMUD ¿Quién eres? Pues me está diciendo el alma, que a asistir mi duda vienes, que en un piélago profundo 1735 yace.
FILIPO Bien, Behomud, lo crees; pues el Señor, que a Habacuc a Babilonia pendiente de un cabello con un ángel envió, porque socorriese 1740 a Daniel, que en el lago de los leones impacientes, ser su alimento aguardaba, a mí de la propia suerte me envía a ti; y porque en mucho 1745 a ser semejante llegue tu peligro, a su peligro, lago era aquel, lago este, que así el profeta le llama en un psalmo, y más si [adviertes 1750 que quizá habrá cazador que oculto.