Página 51 de 62
aquí trayendo yo siempre
la llave de aqueste cuarto?
MANUEL: Pues dime, ¿qué cuarto es éste?
COSME: El tuyo o el del demonio.
MANUEL: ¡Viven los cielos que mientes!
Porque lejos de mi casa
y en casa bien diferente
estaba en aqueste instante.
COSME: Pues cosas serán del duende
sin duda, porque te he dicho
la verdad pura.
MANUEL: ¿Tú quieres
que pierda el juicio?
COSME: ¿Hay más
de desengañarte. Vete
por esa puerta y saldrás
al portal adonde puedes
desengañarte.
MANUEL: Bien dices.
Iré a examinarle y verle.
Vase
COSME: Señores, ¿cuándo saldremos
de tanto embuste aparente?
Sale ISABEL por la alacena
ISABEL: (Volvióse a salir don Juan Aparte
y porque a saber no llegue
don Manuel adónde está,
sacarle de aquí conviene.)
¡Ce, señor, ce!
COSME: ¡Esto es peor!
¡Ceáticas son estas cees!
ISABEL: Ya mi señor recogido
queda.
COSME: (¿Qué señor es éste?) Aparte
Sale don MANUEL
MANUEL: Éste es mi cuarto en efecto.
ISABEL: ¿Eres tú?
COSME: Sí, soy yo.
ISABEL: Vente
conmigo.
MANUEL: Tú dices bien.
ISABEL: No hay qué temer, nada esperes.
COSME: Señor, ¡que el duende me lleva!
Llévale [a COSME] ISABEL
MANUEL: ¿No sabremos finalmente
de donde nace este engaño?
¿No respondes? ¿Qué necio eres!
¿Cosme? ¿Cosme? ¡Vive el cielo
que toco con las paredes!
¿Yo no hablaba aquí con él?
¿Dónde se desaparece
tan presto? ¿No estaba aquí?
Yo he de perder dignamente
el juicio. Mas, pues es fuerza,
que aquí otro cualquiera entre,
he de averiguar por dónde;
porque tengo de esconderme
hasta averiguar quién es
esta hermosa dama duende.
Vase y salen todas las mujeres, una con luces, y
otra con algunas cajas, y otra con un vidrio de agua