Luis Pérez el gallego (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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JORNADA TERCERA



Salen LUIS Pérez, ISABEL, doña JUANA
y MANUEL


LUIS: Este monte eminente,
cuyo arrugado ceño, cuya frente
es dórica coluna
en quien descansa el orbe de la luna
con majestad inmensa,
nuestro muro ha de ser, nuestra defensa.
Y, pues que no pudieron
prendernos los cobardes que vinieron
de la ocasión llamados,
contra solos dos hombres tan honrados,
pierdan ya la esperanza
de lograr con mi muerte la venganza;
pues es fuerza que ahora
quien el camino que he elegido ignora
en otra parte sea
donde me busque. ¿Quién habrá que crea
que aseguro mi vida
en un monte cerrado y sin salida?
Pues por aquella parte
es nuestra tierra, y por esotra el arte
de la naturaleza,
con las ondas del río y la aspereza
que sus muros defiende,
foso es de plata que abrazar pretende
este verde Narciso,
que a su cristal desvanecerse quiso,
en cuyo centro fuerte
habemos de vivir de aquesta suerte.
La intrincada maleza
depósito ha de ser de la belleza
de tu esposa y mi hermana.
Aquí estarán en esta selva ufana,
dando al tiempo colores,
nieve al enero como al mayo flores.
De noche a esta pequeña
aldea, que es lunar de aquella peña,
podemos retirarnos,
seguros que no vengan a buscarnos;
los dos nos bajaremos
a los caminos, donde pediremos
sustento a los villanos
de estas aldeas. Pero no tiranos
hemos de ser con ellos;
que solamente lo que dieren ellos
habemos de tomar. De esta manera
hemos de estar hasta que el cielo quiera
que, habiéndonos buscado,
hayan perdido el tiempo y el cuidado,
y seguros podamos
salir de aquí y a otra provincia vamos,
donde, desconocidos,
de la Fortuna estemos defendidos,
si será parte alguna
reservada al poder de la fortuna.
MANUEL: No es novedad, Luis Pérez generoso,

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