Página 24 de 59
oh príncipe, que os mostráis
sol de Polonia, y llenáis
de resplandor y alegría
todos estos horizontes
con tan divino arrebol;
pues que salís como el sol
de debajo de los montes!
Salid, pues, y aunque tan tarde
se corona vuestra frente
del laurel resplandeciente,
tarde muera.
SEGISMUNDO: Dios os guarde.
ASTOLFO: El no haberme conocido
sólo por disculpa os doy
de no honrarme más. Yo soy
Astolfo. Duque he nacido
de Moscovia, y primo vuestro.
Haya igualdad en los dos.
SEGISMUNDO: Si digo que os guarde Dios,
¿bastante agrado no os muestro?
Pero ya que, haciendo alarde
de quien sois, de esto os quejáis,
otra vez que me veáis,
le diré a Dios que no os guarde.
CRIADO 2: Vuestra alteza considere
que como en montes nacido
con todos ha procedido,
Astolfo, señor, prefiere...
SEGISMUNDO: Cansóme como llegó
grave a hablarme, y lo primero
que hizo, se puso el sombrero.
CRIADO 1: Es grande.
SEGISMUNDO: Mayor soy yo.
CRIADO 2: Con todo eso, entre los dos
que haya más respeto es bien
que entre los demás.
SEGISMUNDO: ¿Y quién
os mete conmigo a vos?
Sale ESTRELLA
ESTRELLA: Vuestra alteza, señor, sea
muchas veces bien venido
al dosel que agradecido
le recibe y le desea;
adonde, a pesar de engaños,
viva augusto y eminente,
donde su vida se cuente
por siglos, y no por años.
SEGISMUNDO: Dime tú agora, ¿quién es
esta beldad soberana?
¿Quién es esta diosa humana,
a cuyos divinos pies
postra el cielo su arrebol?
¿Quién es esta mujer bella?
CLARÍN: Es, señor, tu prima Estrella.
SEGISMUNDO: Mejor dijeras el sol.
Aunque el parabién es bien
darme del bien que conquisto,
de sólo haberos hoy visto
os admito el parabién;
y así, de llegarme a ver
con el bien que no merezco,
el parabién agradezco.