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En el oficio se le conocía como Peter el Negro, no sólo por su rostro atezado y el color de su poblada barba, sino también por sus arrebatos, que eran el terror de todos los que le rodeaban. Ni que decir tiene que todos sus vecinos lo odiaban y procuraban evitarlo, y que no he oído una sola palabra de lamentación por su terrible final.
»Seguramente, señor Holmes, en el informe de la indagación habrá leído acerca del camarote de Carey, pero puede que su amigo no sepa nada de esto. Se había construido una cabaña de madera, que él siempre llamaba el camarote", a unos cientos de metros de la casa, y dormía en ella todas las noches. Era una cabañita pequeña, con una sola habitación de dieciséis pies por diez1. Guardaba la llave en el bolsillo, y él mismo se hacía la cama, limpiaba y no permitía que nadie más traspasara el umbral. A cada lado hay unas ventanas pequeñas, cubiertas por cortinas, y que nunca se abrían. Una de estas ventanas daba a la carretera, y la gente que veía la luz por la noche solía señalarla, preguntándose qué estaría haciendo allí Peter el Negro. Esta, señor Holmes, es la ventana que nos proporcionó uno de las pocas informaciones concretas que salieron a relucir en la indagación.
»Recordará usted que un albañil llamado Slater, que venía andando desde Forest Row a eso de la una de la madrugada, dos días antes del crimen, se detuvo al pasar junto al terreno y se fijó en el cuadrado de luz que brillaba entre los árboles. Este albañil jura que a través de la cortina se veía claramente la silueta de un hombre con la cabeza girada hacia un lado, y que esta silueta no era de ningún modo la de Peter Carey, al que él conocía muy bien. Era la silueta de un hombre barbudo, pero de barba corta v erizada hacia delante, muy diferente de la del capitán. Eso es lo que dice, pero había estado dos horas en el bar y hay bastante distancia desde la carretera hasta la ventana. Además, esto sucedió el lunes, v el crimen se cometió el miércoles.
»El martes, Peter Carev se encontraba en uno de sus peores momentos, cegado por la bebida y tan peligroso como una fiera salvaje. Anduvo rondando por la casa y las mujeres salieron huyendo al oírlo venir.