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Sin embargo, la pobre muchacha era también una prisionera, pues nadie más había en la casa, excepto el hombre que hacía de cochero y su mujer, que eran dos instrumentos de los conspiradores y asesinos. Al constatar que su secreto había sido descubierto y que no lograrían imponerse a su prisionero, los dos villanos, junto con la joven, huyeron pocas horas antes de la casa amueblada que habían alquilado. Pero primero pensaron en vengarse, tanto del hombre que les había desafiado como del que los había delatado.
Meses más tarde, nos llegó desde Budapest un curioso recorte de periódico. Explicaba que dos ingleses que viajaban en compañía de una mujer habían tenido un trágico final. Al parecer, ambos fueron apuñalados y la policía húngara era de la opinión de que se habían peleado los dos e infligido heridas mortales el uno al otro. Sin embargo, yo sé que Holmes tiene diferente manera de pensar y todavía hoy sostiene que, si fuera posible encontrar a la joven griega, ello tal vez permitiría saber cómo fueron vengadas las afrentas sufridas por ella y su hermano.
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