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¿Podría yo, por lo menos, exponerle todo lo que me está permitido?
-No hay inconveniente, a condición de que quede bien sentado que yo no me comprometo a nada.
-Entendido. En primer lugar, creo, sin duda, que habrá oído usted nombrar al general De Merville.
-De Merville... ¿el que se hizo famoso en Khyber? Sí, he oído hablar de él.
-Tiene una hija, Violeta de Merville, joven, rica, hermosa, culta, un prodigio de mujer
en todo sentido. Pues bien; es a esta hija, a esta muchacha encantadora e inocente, a la que estamos tratando de salvar de las garras de un demonio.
-Eso quiere decir que el barón Gruner ejerce poder sobre ella, ¿verdad?
-El más fuerte de todos los poderes, tratándose de una mujer: el poder del amor.
Ese individuo es, como quizás haya oído usted decir, un hombre de extraordinaria hermosura, de trato fascinador, voz acariciadora y aparece envuelto en esa atmósfera de novela y de misterio que tanto atrae a la mujer. Se cuenta que no hay ninguna que se le resista y que se ha aprovechado ampliamente de ese hecho.
-Pero ¿cómo pudo un hombre de su calaña establecer trato con una dama de la categoría de miss Violeta de Merville?
-Fue durante una excursión en yate por el Mediterráneo. Los que en la misma participaban, aunque gente selecta, habían de pagarse el pasaje. Es seguro que los iniciadores no supieron la verdadera personalidad del barón hasta que fue ya demasiado tarde. El muy canalla se dedicó a cortejar a la joven, y consiguió ganarse su corazón de una manera completa y absoluta. Decir que ella le ama no es decir bastante. Está chiflada por él, está obsesionada con él. No hay nada para ella en el mundo fuera de ese hombre. No consiente en escuchar nada que vaya contra él. Se ha hecho todo lo que es posible hacer para curarla de su locura, y ha sido en vano.
Para resumirlo todo: tiene el propósito de casarse con el barón el mes que viene. Y como es ya mayor de edad y tiene una voluntad de hierro, resulta difícil idear una manera de impedírselo.
-¿Está enterada del episodio austriaco?
-Ese astuto demonio le ha contado todos los feos escándalos públicos de su vida pasada, pero lo ha hecho en todos los casos presentándose a sí mismo como un mártir inocente.