Los planos de Bruce-Partington (Arthur Conan Doyle) Libros Clásicos

Página 15 de 31

-¿Andaba acaso necesitado de dinero?

-No; sus necesidades eran modestas y su sueldo generoso. Había conseguido economizar algunos centenares de libras y nos íbamos a casar por Año Nuevo.

-¿No advirtió usted en él señales de excitación mental? Ea, miss Westbury, sea absolutamente franca conmigo.


La vista rápida de mi compañero había advertido alguna leve mutación en las maneras de nuestra interlocutora. Ésta se sonrojó y titubeó hasta que, por fin, dijo:
-Sí. Yo tenía como una sensación de que algo le preocupaba.

-¿Desde hace mucho tiempo?


-Nada más que en la última semana, o cosa así. Se mostraba pensativo y preocupado. En una ocasión le insté a que me dijese lo que ocurría. Reconoció que, en efecto, algo le preocupaba, y que se refería a cuestiones de su cargo oficial. «La cuestión es demasiado grave para que yo hable de ella, ni aún contigo», me dijo, y eso fue todo lo que conseguí sacarle.

Holmes tenía una expresión grave.

-Prosiga, miss Westbury. Dígamelo todo, aunque parezca que le perjudica a él. Ignoramos adónde nos puede llevar, en fin de cuentas.

-La verdad es que nada más tengo que decir. En una o dos ocasiones tuve yo un barrunto de que iba a contarme algo. Una noche me habló de la importancia que tenía aquel secreto, y creo recordar que me dijo que los espías extranjeros pagarían sin duda por el mismo una fuerte suma.


El rostro de mi amigo se puso todavía mas serio.
-¿Algo mas?
-Dijo que nosotros procederíamos con abandono en esta clase de asuntos, que sería cosa fácil para un traidor hacerse con los planos.

-¿Le hizo esas manifestaciones recientemente?

-Sí; muy recientemente.

-Cuéntenos ahora lo que ocurrió la última noche.



-Íbamos al teatro. La niebla era tan espesa que de nada nos hubiera servido tomar un coche. Fuimos caminando y pasamos cerca de las oficinas. De pronto se lanzó como una flecha y se perdió en la niebla.


-¿Sin dar una explicación?
-Dejó escapar una exclamación. Eso fue todo. Esperé, pero él no regresó. Entonces volví caminando a mi casa. A la mañana siguiente, después de la hora de abrir las oficinas, vinieron a preguntar por él.

Página 15 de 31
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: