Los planos de Bruce-Partington (Arthur Conan Doyle) Libros Clásicos

Página 25 de 31

Al cabo de una hora seguía estando en la misma situación que cuando había empezado.

-Este perro astuto ha hecho desaparecer sus huellas -dijo al fin -. No ha dejado nada que pueda servir de base a una acusación. Ha destruido o se ha llevado su correspondencia peligrosa. Ésta es nuestra última probabilidad.

Lo decía por una pequeña caja de hojalata que tenía encima de la mesa de escritorio. Holmes la abrió con su cortafrío. Había en el interior varios rollos de papel cubiertos de números y de cálculos, sin nota alguna que indicase a qué se referían. Las frases presión de agua y presión por pulgada cuadrada apuntaban una posible relación con un submarino. Holmes los tiró con impaciencia a un lado. Sólo quedaba ya un sobre que contenía algunos pequeños recortes de periódicos. Los vertió sobre la mesa y pude ver enseguida por la expresión anhelante de su rostro que se habían despertado sus esperanzas.

-¿Qué es esto, Watson? ¡Eh! ¿Qué es esto? El comprobante de una serie de mensajes publicados en la sección de anuncios de un periódico. Es la columna de anuncios del Daily Telegraph, a juzgar por el papel y por el tipo de letras. Ángulo superior derecho de una pagina. No hay fechas, pero los mensajes se clasifican por sí mismos.


Éste debe ser el primero: «Esperaba noticias mas pronto. Convenidas las condiciones. Escriba con todos los detalles a la dirección de la tarjeta. -Pierrot.»
Viene a continuación:
«Demasiado complicado para descripción. Tiene que darme informe completo. Dinero dispuesto contra mercancía. -Pierrot.»
Y ahora éste:
«Asunto apremia. He de retirar ofrecimiento de no cumplirse contrato. Señale entrevista por carta. La confirmará por anuncio. -Pierrot»
Y por último:
«Lunes noche después de las nueve. Sólo nosotros. No desconfíe. Pago contante a la entrega de mercancías. -Pierrot.»
¡Un registro completo, Watson! ¡Ay, si pudiéramos llegar hasta el corresponsal que está en el otro extremo!
Holmes se quedó ensimismado, tamborileando con los dedos encima; por último se puso vivamente en pie.
-Bien, quizás no sea tan difícil, después de todo. Aquí ya no nos queda nada por hacer, Watson. Creo que podríamos hacernos llevar en coche hasta las oficinas del Daily Telegraph, para dar así un digno remate a las tareas de un día afortunado.

Mycrof Holmes y Lestrade, a los que Holmes había dado cita, vinieron a visitarnos al día siguiente después del desayuno, y Sherlock Holmes les hizo el relato de nuestras gestiones de la víspera.

Página 25 de 31
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: