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El Vampiro de Sussex
Arthur Conan Doyle
Holmes acabó de leer cuidadosamente una nota que le había llegado en el último reparto de correo. Luego, con una risita contenida, que era en él lo más cercano a la risa, me la tendió.
-Como ejemplo de mezcla de lo moderno y lo medieval, de lo práctico y lo demencialmente fantástico, creo que éste debe ser indudablemente el límite -dijo-. ¿Qué le parece, Watson?
Leí lo que sigue:
46 OLD JEWRY
19 de noviembre.
Asunto: Vampiros.
Señor,
Nuestro cliente, el señor Robert Ferguson, de Ferguson & Muirhead, mayorista de té, de Mincing Lane, nos ha dirigido una consulta con fecha de la presente en relación a los vampiros. Dado que nuestra firma está enteramente especializada en impuestos de maquinaria, el asunto difícilmente queda dentro de nuestra esfera de actividades, y, en consecuencia, hemos recomendado al señor Ferguson que le visite a usted y le exponga el caso. No hemos olvidado el éxito de su actuación en el caso Matilda Briggs.
Quedamos, querido señor, sinceramente suyos.
MORRISON, MORRISON Y DODD.
per E.J.C.
-Matilda Briggs no era el nombre de ninguna joven, Watson -dijo Holmes, en tono reminiscente-. Era un buque relacionado con la rata gigante de Sumatra. Es una historia que el mundo no está todavía preparado para oír. Pero, ¿qué sabemos de vampiros? ¿Entra eso en nuestra esfera de actividades? Cualquier cosa es mejor que la inactividad, pero lo cierto es que parece como si nos hubieran trasladado a un cuento fantástico de los hermanos Grimm. Extienda el brazo, Watson, y veamos qué nos cuenta la V.
Me eché hacia atrás y tomé el enorme fichero al que Holmes había aludido. Lo sostuvo sobre las rodillas, y su mirada fue pasando, lenta y amorosamente, por el registro donde los viejos casos se mezclaban con la información acumulada a lo largo de su vida.
-Viaje del Gloria Scott -leyó-. Fue un feo asunto. Me parece recordar que usted lo puso por escrito, Watson, aunque no puedo felicitarle por el resultado. Victor Lynch, el falsificador. Veneno... lagarto venenoso, o gila. Un caso notable, ése. Vittoria, la bella del circo. Vanderbilt y el ladrón ambulante. Víboras. Victor, el asombro de Hammersmith. ¡Vaya, vaya! ¡Querido viejo índice! Nada se le escapa. Escuche esto, Watson: Vampirismo en Hungría. Y también: Vampiros en Transilvania.