La catacumba nueva (Arthur Conan Doyle) Libros Clásicos

Página 10 de 16


-¡Magnífico, Burger! Es usted verdaderamente amable en acceder a revelarme este secreto y le prometo no escribir nada acerca del mismo hasta después que usted haya publicado su Memoria. ¡Hasta luego, pues! A las doce me encontrará en la Puerta.
Cuando Burger, embozado en un capote de estilo italiano y con una linterna colgando de su mano derecha, llegó al lugar de la cita, vibraban por la fria y clara atmósfera de la noche las notas musicales de las campanas de aquella ciudad de los mil relojes. Kennedy salió de la oscuridad y se le acercó. El alemán le dijo riendo:
-Es usted tan apasionado para el trabajo como para el amor.
-Tiene razón, porque llevo esperándole casi media hora.
-Espero que no habrá dejado ninguna clave que permita a otros suponer a qué lugar nos dirigimos.
-No soy tan estúpido como para eso. Diablos, el frío se me ha metido hasta los huesos. Vamos andando, Burger, y entremos en calor con una rápida caminata.
Las pisadas de ambos resonaban ágiles sobre el tosco pavimento de piedra de la vía lamentable17, único resto que queda de la calzada más célebre del mundo. No tuvieron otros encuentros que el de un par de campesinos que marchaban de la taberna a su casa y algunos carros de labradores que llevaban sus productos al mercado de Roma. Avanzaron, pues, con rapidez por entre las tumbas colosales que asomaban de entre la oscuridad a uno y otro lado. Cuando llegaron a las catacumbas de San Calixto18 y vieron alzarse frente a ellos, sobre el telón de fondo de la luna naciente, el gran bastión circular de Cecilia Metella19 se detuvo Burger, lle­vándose la mano a un costado.
16 Vía Appia: Calzada romana que unía las ciudades de Roma y Brindisi. Inició su construcción el censor Apio Claudio en el 312 a.C.
17 lamentable: La Vía Appia; en uno de sus tramos estaba flanqueada por hermosos sepulcros, de ahi el calificativo
18´San Calixto: Una de las más famosas catacumbas romanas, junto con las de San Sebastián, Santa Inés y Domitila.

-Sus piernas son más largas que las mías y está más acostumbrado a caminar -dijo riéndose-. Me parece que el sitio en que tenemos que desviamos queda por aquí. Sí, en efecto, hay que doblar la esquina de esa trattoria20. El sendero que sigue es muy estrecho, de manera que quizá sea preferible que yo marche delante.

Página 10 de 16
 

Paginas:


Compartir:



Diccionario: