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Pero realmente no había una metodología para el establecimiento de metas. Si no sabe como establecerlas, yo podría decirle todo el día que lo haga y no le serviría de nada. Puede asistir a doce ó quince años a la escuela y nunca asistir a una hora de establecimiento de metas. Yo tomé un curso de postgrado en comercio en una universidad importante y nunca invirtieron ni siquiera una hora para hablar de cómo establecer metas y de cómo lograrlas y tampoco nunca hablaron de la habilidad maestra del éxito.
La tercera razón por la que las personas no establecen metas y esto va en orden de importancia creciente es por temor al rechazo. Uno de los temores más profundos y poderosos en nuestra vida es el temor de ser criticado o ridiculizado por los demás y todos nosotros de niños cuando éramos jóvenes decíamos quiero hacer esto, quiero ser un bombero, quiero ir aquí, quiero ir allá y nos decían: No seas estúpido, no podrás lograrlo, no seas tonto, eres muy pequeño, etc. Lo que aprendimos desde muy temprana edad es que si hablábamos de una meta o de algo que nos parecía superior a nuestra capacidad, las personas más importantes en nuestra vida nos ridiculizarían y nos criticarían y nos harían sentir mal y pequeños, así que inconscientemente tomamos una decisión: Si quieres llevarte bien tienes que ir con la corriente, así que no hablamos de nuestras metas y de ese modo nadie nos critica. Y de adultos caemos en la trampa, es un hábito inconsciente, caemos en la trampa de no establecer metas, ni hablar de metas, ni pensar en metas para que nadie nos critique. Un ochenta ó noventa por ciento de las personas que le rodean si le dicen que va a hacer cualquier cosa desde encontrar un nuevo lugar para estacionar, hasta encontrar un nuevo empleo, le van a decir que no podrá hacerlo, le darán todas las razones y tratarán de desalentarlo de hace cualquier cosa diferente a lo que está haciendo ahora.
Esta es la clave: Mantenga sus metas confidenciales. No discuta sus metas con nadie.