El ricachón en la corte (Moliere) Libros Clásicos

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hablado más persuasivamente de vuestro amor que las palabras que vos mismo hubierais podido decirle.
JOURDAIN. -No habrá gastos que yo no haga, si ellos han de ayudarme en mis deseos. No hay para mí mayor atractivo que los encantos de una noble dama, y este honor estoy decidido a adquirirlo al precio de cuanto poseo.
MADAMA JOURDAIN (A Nicolasa).-¿Qué se estarán diciendo? ... Acércate con suavidad y alarga la oreja.
DORANTE. -En breve gozaréis del hechizo de su presencia y vuestros ojos tendrán lugar de satisfacerse.
JOURDAIN. -Para que estemos libres, he dispuesto que mi mujer vaya a almorzar a casa de mi hermana, donde pasará toda la tarde.
DORANTE. -Es una precaución muy atinada, pues vuestra esposa hubiera podido estorbarnos. Ya he dado en vuestro nombre las órdenes necesarias al cocinero y he dispuesto todo lo conveniente para el baile. Es composición mía, y, si los ejecutantes interpretan la idea, estoy seguro de que lo encontrará...
JOURDAIN (Que echa de ver a Nicolasa escuchando, le da un bofetón). -¡Hola!... ¡Sois una impertinente!... (A Dorante.) Salgamos, si queréis.

ESCENA VII
MADAMA JOURDAIN Y NICOLASA
NICOLASA. -La curiosidad me ha costado cara; pero hemos descubierto que hay gato encerrado. Hablaban de un asunto del que no quieren que vos os enteréis.
MADAMA JOURDAIN. -Mis sospechas no son de ahora; ya hacía tiempo que recelaba de mi marido. Y mucho me engaño, o tenemos amoríos de por medio; pero yo he de descubrir lo que sea... Pensemos en mi hija. Ya sabes que Cleonte la ama: me agrada ese hombre, y

estoy decidida a ayudarlo en sus pretensiones y a casarlo con Lucila, si puedo.
NICOLASA. -No quepo en mí de gozo oyéndoos hablar así; porque si a vos el amo os agrada, no me agrada a mí menos el criado; y yo pensaba que, a la sombra de la de ellos, podría también celebrarse nuestra boda.
MADAMA JOURDAIN. -Anda, ve a buscarle de parte mía; dile que venga a verme ahora mismo, para que juntos pidamos a mi marido la mano de Lucila.
NICOLASA. -¡Allá me voy, corriendo y más alegre que unas pascuas! No podíais darme una comisión más de mí agrado.

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