Jerseys, o el fantasma de las niñas (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

Página 1 de 17

Louisa May Alcott
JERSEYS, O EL FANTASMA DE LAS NIÑAS


-Bueno, ¿qué opinan de ella? Hace apenas un día que está aquí, pero nosotras no tardamos tanto para decidirnos -dijo Nelly Blake, el ídolo de la escuela, una fría mañana de noviembre,
cuando un grupo de niñas parloteaba alrededor de la estufa.
-A mí me gusta ... Parece tan fresca y agradable, y tan fuerte...
-Me temo que sea muy enérgica, y yo detesto que me den prisa -suspiró la regordeta Cordelia, reclinada en un canapé.
-Sé que lo es... Biddy contó que esta mañana, a las seis, pidió un cubo de agua fría, y ahora está caminando afuera... ¡Díganme si no es horrible! -exclamó Kitty, estremeciéndose.
-Me preguntó cómo se cuidará el cutis... Jamás vi tan hermoso color... Parecen. rosas y crema -declaró Julia, cerrando un ojo para contemplarse, con melancólico ceño, las pecas de la nariz.
-Yo ansiaba preguntarle qué clase de faja usa para andar tan erguida... En algún momento lo haré, pues no parece desdeñosa.
Y Sally trató, vanamente, de erguir sus propios hombros redondos, encorvados por tanto inclinarse sobre los libros, pues era la mejor alumna de la escuela.
-Se pone corsés franceses, por supuesto... No hay otra cosa que dé tan buena silueta -aseguró Maud, mientras se quitaba la chalina para contemplar con orgullo su propia cintura de avispa y espalda erguida.
-Si llevara puesto un chaleco de fuerza, como tú, no podría andar con tanta gracia y comodi­dad... No es una esclava de la moda, sino una mujer espléndida, natural, animosa y cordial. Pienso que si ella me sostuviera, yo no andaría tan encorvada -declaró Sally entusiasta.
-Una cosa sé, chicas, y es que ella sabe llevar puesto un jersey con elegancia, y en cambió, nosotras no -declaró Kitty, mientras forcejeaba con el suyo, que se arrugaba y torcía pese a los muchos alfileres ocultos.
-Sí, yo lo estuve mirando durante el desayunó y olvidé mi segunda taza de café, por eso me duele tanto la cabeza. Nunca vi nada que quedara tan bien -manifestó Nelly, mirando el espejo que reflejaba una gran variedad de jerseys multicolores, pues todas llevaban puestos sus trajes de otoño, y ninguna de las nuevas chaquetas quedaba tan bien como la de la señorita Orne, la maestra llegada para ocupar el puesto de Madame mientras la excelente anciana se reponía de una fiebre reumática.

Página 1 de 17


Paginas:


Compartir:



Diccionario: