Jerseys, o el fantasma de las niñas (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

Página 14 de 17

Julia se arrojó al suelo, desesperadamente asustada, pero Sally la hizo poner de pie y la condujo de vuelta a su habitación, diciendo con satisfacción:
-¿Lo soñé? Ahora espero que me crean.
-¿Qué era? Oh, ¿qué puede ser? -sollozó Julia, muy azorada por el espectáculo.
-Empiezo a creer en fantasmas, pues ningún ser humano podría volar así, sin caminar sobre nada. Mañana hablaré con la señorita Orne; ya estoy harta de esta clase de diversión -anunció Sally, mientras se acercaba a la ventana con un fuerte deseo de cerrarla.
Pero se detuvo con la mano levantada, como convertida en piedra, pues mientras hablaba, la figura blanca pasó con lentitud. Julia se zambulló de un solo salto dentro del ropero. En cambio, Sally contuvo el aliento y se asomó para mirar. Con pasos silenciosos, la figura velada recorrió el tejado y se detuvo en el extremo opuesto.
Sin esperar a su compañera, Sally salió en silencio y siguió a la figura, dejando que Julia temblara a la espera de una alarma. No hubo ninguna, y al cabo de unos minutos que parecieron horas, Sally regresó, muy excitada, al parecer, pero severamente silenciosa. A todas las preguntas ansiosas de su amiga, se limitó a responder en tono misterioso
-Lo sé todo, pero no puedo decirlo hasta la mañana... Duérmete.
Creyendo que su amiga estaba ofendida por su deserción durante la crisis, Julia contuvo su curiosidad, pero no tardó en olvidar al quedarse dormida. Sally durmió también, con la sensación de ser un héroe que reposaba tras larga batalla.
A su debido tiempo, estuvo levantada y lista para recibir a sus primeras visitantes, con un aire de triunfo que acalló todas las burlas y convenció a las más escépticas de que por fin tenía algo sensacional para revelarles.
Una vez que las muchachas se encaramaron sobre cualquier mueble disponible, aguardaron con respetuosa ansiedad, mientras Sally se retiraba un momento al pasillo y Julia movía los ojos, con un dedo sobre los labios, con el aire de quien podría decir muchas cosas si quisiera.
Sally regresó algo enrojecida, pero muy seria, y relató con unas cuantas palabras dramáticas

sus aventuras nocturnas, hasta el punto en que dejó a Julia temblando de manera ignominiosa
dentro del ropero y, tal como Horacio, fue a enfrentar sola al enemigo.
-Seguí al fantasma hasta que entró por una ventana.

Página 14 de 17
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: