Jerseys, o el fantasma de las niñas (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

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-¿Qué hice al entrar? -quiso saber Cordy, curiosa.
-Te quitaste las ropas y te acostaste, como si te alegraras de volver... No me atreví a desper­tarte, de modo que guardé toda la diversión hasta esta mañana. Pensé reírme un poco sola, puesto que hice sola todo el trabajo -repuso Sally, muy contenta por el éxito de sus esfuerzos.
-La verdad es que deseaba adelgazar lo más posible antes de volver a casa, para que no me fastidien los muchachos. Supongo que eso me excitó y me produjo sonambulismo... Lo siento mucho y no lo volveré a hacer jamás, si puedo evitarlo. Por favor, perdónenme y no se lo digan a nadie más que a la señorita Orne, pues fue una tontería -imploró la pobre Cordy, llorosa.
Todas se lo prometieron, consolándola, y elogiaron a Sally, y se burlaron de Julia, y pasaron

una media hora deliciosamente ruidosa y animada, antes que sonara la campanilla del desayuno.
La señorita Orne se preguntó por qué las niñas estarían tan alegres y reirían con tanta fre­cuencia, entre misteriosas alusiones y gestos significativos, pero en cuanto fue posible la con­dujeron a la sala de clase y le contaron el emocionante suceso.
Su interés y sorpresa resultaron muy halagüeños. Cuando el tema quedó bien discutido, prometió impedir más escapadas de esta clase, y aconsejó a Cordy que probara el método Banting para adelgazar, durante las restantes semanas de su estada.
-Probaré cualquier cosa que me ayude a dejar de hacer el fantasma y asustar a todo el mundo -declaró Cordy, mientras se preguntaba, en secreto, cómo no se había desnucado durante su gimnasia nocturna.
-¿Cree usted en fantasmas, señorita Orne? -inquirió Maud, que sí creía, pese a la explicación cómica de aquel fantasma en particular.
-En los antiguos, no, pero existe una clase de fantasma moderno al cual todas, más o menos, tememos -repuso la señorita Orne, con una mirada mitad juguetona, mitad seria.
-Háblenos de ellos, por favor -rogó Kitty, mientras las demás se mostraban, al mismo tiempo, sorprendidas e interesadas.
-Existe uno al cual no deben temer... Persigue principalmente a las mujeres, a quienes impide hacer, ser y pensar todo lo que deberían y podrían. El nombre de este formidable fantasma es "¿Qué dirá la gente?", y hace mucho daño, pues somos pocas las que tenemos el valor de hacer lo debido en todos los aspectos.

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