Los Muchachos de Jo (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

Página 7 de 145


-Ella quiere curarlo del mejor y único medio que hay; pero no hay paciente más refractario que éste. ¿Fue usted al baile, como le encargué?
-Sí, señora.
-¿Y se consagró usted a la linda señorita Westa?
-Toda la-santa noche estuve bailando con ella.
-¿No hizo esto ninguna impresión en los susceptibles órganos de usted?
-Ni pizca. Tan distraído andaba bailando con ella, que sin darme cuenta que la llevaba entre mis brazos, bostecé una vez en su misma cara; y cuando le daba el brazo para devolverla a su mamá, daba yo un gran suspiro, como si me quitara un gran peso de encima.
-Repita usted la dosis lo antes posible y apunte los síntomas que observe. Yo le pronostico, ¡alégrese usted!, que poco a poco lo conseguirá.
-¡Nunca! Estoy completamente seguro que no conviene a mi constitución.
-Ya veremos. ¡Obedezca usted, y haga lo que le ordenan sin replicar!
-Sí, señor doctor, lo haré como usted lo ordena.
Hubo silencio durante un momento; después, como quien de pronto se acuerda de algún objeto muy importante en el momento de hacer la valija para marchar de viaje, exclamó Nan:
-¡Mira que nos hemos divertido de chicos ahí, en ese bosque! ¿Te acuerdas cuando te tiraste desde lo alto de aquel gran nogal y quedaste un rato inmóvil en el suelo? Yo creía que te habías roto la nuca. -¡Ya lo creo que me acuerdo!; y cuando la tía
Jo me pintaba la cara con hojas de ajenjo; y aquel día que me quedé colgado de la chaqueta - dijo Tommy, riéndose de tan buena gana que parecía haber vuelto de pronto a los tiempos de su niñez.
-¿Y cuando le pegaste fuego a la casa?
-Sí, y tú corriste a buscar tu caja de vendas.
-¿No has vuelto a ver tórtolas? ¿No te llaman los muchachos "el atolondrado"?
-Daisy me llama así todavía. ¡Hermosa muchacha! Ya hace una semana que no la veo.
-Pues mira, no podías hacer nada mejor que hacerle la corte.
-No, muchas gracias; me rompería el violín en la cabeza si yo le dijera una palabra sobre ese particular. Otro nombre está grabado en mi corazón, y no se borrará nunca: "Esperanza"; es mi lema: "Antes morir que entregarse". Veremos quién resiste más.
-Pero, ¡cuidado que son ustedes necios los jóvenes! ¿Creen ustedes que van a seguir tratándonos como nos tratábamos cuando éramos muchachos? En eso sí que están equivocados.

Página 7 de 145
 

Paginas:
Grupo de Paginas:         

Compartir:




Diccionario: