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Por eso lo he
dejado todo, y he corrido a participar a ustedes mi buena suerte antes de fijar mi residencia en algún sitio; aunque, por otra parte, temía presentarme a usted para que no me dijera que ahora me parezco mucho más a un búfalo salvaje que antes -dijo el joven llevándose la mano a su negra y desordenada barba.
-¡Pero si a mí me gusta ese aspecto de bandolero que tienes!, a mí me entretienen mucho esos libros que relatan las hazañas de los bandoleros. Mary se asustó al verte, y Josie no te va a conocer, pero Teddy conocerá al momento a su querido Dan. No tardarán mucho en llegar, pero mientras cuéntame algo de tu vida. Dos años, ¡dos!, hace que te marchaste de aquí. Y qué tal, ¿te ha ido bien?
-¡De primera, señora, de primera! Yo no hago caso del dinero, ya lo sabe usted. Con tal de tener para tirar adelante, me basta. Además, ya me conoce usted y sabe que no puedo estar tranquilo mucho tiempo en un punto; y sabe Dios dónde irán a dar mis huesos -dijo Dan, dando a entender que le estorbaba la poca fortuna que había hecho.
-Sin embargo, Dan, el dinero es necesario; lo necesitas para cuando te cases y te establezcas, porque toda la vida no puedes andar así.
Dan sacudió la cabeza y miró a su alrededor, como si se encontrase ya allí muy apretado y buscase con la vista la puerta para escapar al campo.
-Pero ¿qué mujer se iba a atrever a casarse conmigo? Yo, que no descanso en ninguna parte, que me gusta la libertad, que me asfixiaría dentro de la casa.
-Ah, hijo mío; luego que pasa el tiempo se va aplacando uno. Mira, cuando yo era muchacha era lo mismo que tú y no soñaba más que con casarme con un hombre aventurero como tú. Las mujeres gustamos de las cosas extraordinarias y atrevidas, de lo romántico y valeroso; todas esas cosas tienen gran atracción para la mujer.
-¿Qué diría usted si le presentara un día una india de las tribus más terribles de este país? preguntó Dan, volviendo la vista para fijarla en el busto de mármol de Galatea que estaba instalado en uno de los ángulos de la habitación.
-Pues recibirla bien, si era buena. ¿Hay algo de ese género en perspectiva? -Y tía Jo lo miró con el interés con que todas las literatas miran los asuntos de amor.