Las Mujercitas se casan (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

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Pocas veces se habrá visto a una muchacha más orgullosa que Jo cuando electrizó a su familia presentandose con la carta en una manó y el cheque en la otra, anunciándoles que había ganado un premió. Hugo gran regocijó, todo el mundo leyó y alabó el cuento. Pero cuando su padre hubo elogiado el lenguaje y dicho que "el romance era fresco y sinceró y la tragedia muy emocionante", añadió:
-Puedes hacer cosas mucho mejores que ésta, Jo. Fija tu objetivo en lo más alto y no te preocupes del dinero.
-Pues a mí me parece que el dinero es la mejor parte de todo este asuntó. ¿Qué vas a hacer con esa fortuna? -preguntó Amy, mirando aquella tirita de papel con aire reverente.
-Mandar a Beth y a mamá a la playa por un mes ó dos -respondió Jo al momento.
-¡Qué espléndido! -dijo Beth palmeando las manos y respirando hondo como si anhelase las frescas brisas del océano; luego se detuvo y rechazó el cheque que su hermana agitaba ante ella, diciendo:
-No, no. No puedo aceptarlo, querida, sería un egoísmo...
-Pues ya lo creó que irás. Lo deseó de corazón y es cosa decidida. He tenido éxito sólo porque me propuse lograr ese objeto. Nunca me salen bien las cosas cuando las hago pensando solamente en mí misma... Además, mamá necesita un cambió de aire, y como nunca te dejaría tienes que ir tú con ella. ¡Qué magnífico va a ser verte regresar gordita y rosada como antes!
Y a la playa fueron, y aunque Beth no volvió tan rosada y gordita como hubiese sido de desear. estaba mucho mejor. De modo que Jo estuvo muy satisfecha del empleo de su premio y se puso a trabajar, decidida a ganar algunos más de esos sabrosos chequecitos. Como fueron varios los que ganó ese año, comenzó a sentirse una pequeña potencia dentro del hogar, ya que por la magia de una pluma su "tontería" se convirtió en comodidades para todos ellos. "La hija del Duque" pagó la cuenta del carnicero, "Una mano fantasma" colocó una alfombra nueva en la sala, `La maldición de los Coventry" resultó una bendición para los March, convertida en ropa y artículos de almacén.
La riqueza es una innegable bendición, pero la pobreza tiene también su lado alegre y uno de los "dulces usos de la adversidad"´ es la auténtica satisfacción que deriva del trabajo fuerte, sea de la cabeza o del brazo.

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