Las Mujercitas se casan (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

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-Maldito si lo sabía esta mañana y no había tiempo de mandarte avisar, pues me lo encontré cuando salía del trabajo. Ni se me ocurrió pedirte permiso. Siempre me has dicho que hiciese como quisiese en eso de traer invitados. Nunca lo había hecho antes, y que me ahorquen si lo vuelvo a hacer nunca más -agregó Juan con aire agraviado.
-¡Pues no faltaría más que lo hicieras! ... ¡No quiero ni ver a ese hombre!... Y no hay comida preparada.
-;Ésta sí que es buena! ¿Qué pasó con la carne y las verduras que hice mandar esta mañana y con el budín que prometiste hacer? -gritó Juan precipitándose a la despensa.
-No tuve tiempo de, cocinar nada: te iba a proponer que comiésemos en casa de mamá... ¡Lo siento, pero estuve tan ocupada! -Y comenzaron de nuevo las lágrimas de Meg.
Juan era un hombre manso pero era también humano, y después de un largo día de trabajo, venir a casa con hambre, cansado y lleno de esperanzas y encontrarse la casa hecha un caos, la mesa vacía y una esposa histérica no son incentivos para la serenidad de ánimo o de modales. Se contuvo sin embargo y la cosa no hubiese pasado de un chubasco sin consecuencias de no haber sido por una sola palabra desgraciada.
-Es un lío, lo reconozco, pero si tú colaboras saldremos del paso y todavía nos vamos a divertir... Haz un esfuerzo e improvísanos algo para comer. Tenemos los dos hambre de cazadores y no nos vamos a fijar en lo que sea. Danos carne fría y pan y queso... te aseguro que no vamos a pedirte jalea. Juan no tenía otra intención que la de hacer un chiste inofensivo, pero esa palabrita selló su destino. Meg la interpretó como una pulla cruel sobre su triste fracaso y mientras hablaba se desvaneció el último átomo de su paciencia:
-Tú puedes salir de este lío por tu cuenta y como puedas. Por mi parte, estoy demasiado agotada para esforzarme por nadie. Sólo a un hombre se le ocurriría proponer que dé pan y queso a invitados. En mi casa no haré nada semejante. Llévate a ese Scott a casa de mamá y explícales que estoy ausente, enferma, muerta... cualquier cosa... y..los dos se pueden reír de mí y de mi jalea todo lo que quieran; pero aquí no se les dará nada más.

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