Las amistades peligrosas (Choderlos de Laclos) Libros Clásicos

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Me parece que con sólo mirarle se le hermosea a una el semblante. Yo le miraría siempre si no temiese encontrarme con sus ojos, porque siempre que esto me sucede, me desconcierta y casi me apena; pero no importa.
Adiós, mi querida amiga; voy a ponerme al tocador. Te amo siempre como acostumbro.
París, 14 de agosto de 17...

CARTA XV
EL VIZCONDE DE VALMONT A LA MARQUESA DE MERTEUIL
Hace usted muy bien, amiga mía, en no abandonarme a mi triste suerte. La vida que llevo aquí es realmente fatigosa por lo demasiado descansada y su uniformidad insípida. Al leer su carta y el pormenor del modo admirable con que ha pasado el día, me han dado tentaciones veinte veces de pretextar un negocio cualquiera, de volar a los pies de usted y de pedirle una sola infidelidad a su caballero, que al cabo de cuenta no merece tanta dicha. ¿Sabe que tengo celos de él? ¿Qué me habla usted de eterno rompimiento? Renuncio a un juramento hecho en la fuerza de un delirio; no hubiéramos sido dignos de hacerlo si lo hubié
8 Es el mismo de que se habla en las cartas de la marquesa de Merteuil. 30
ramos de observar. ¡Ah! puédame yo vengar un día en sus brazos del despecho involuntario que me ha causado la fortuna del caballero. Confieso que me lleno de indignación cuando pienso que ese hombre sin razonar, sin tomarse el menor trabajo, siguiendo tontamente el instinto de su corazón, halla una felicidad que yo no puedo alcanzar. ¡Oh! yo la turbaré. Prométame que yo la turbaré. ¿Usted misma, no se siente humillada? Se da usted la pena de engañarle y él es más feliz que usted; lo cree atado a su cadena y es usted la que está a la suya; duerme tranquilamente mientras usted vela para procurarle placeres. ¿Qué más podría hacer su esclavo?
Mire, querida amiga, mientras usted se entregue a muchos no tendré ningunos celos, porque sólo veré en ellos los sucesores de Alejandro, incapaces de conservar entre todos el imperio en que yo reinaba solo. Pero si usted se da enteramente a uno de ellos, si existe otro hombre tan feliz como yo, eso no lo sufriré, no espere que lo tolere. Vuelva usted a ligarse conmigo, al menos con otra que no sea el actual; no falte por un capricho exclusivo a la amistad inolvidable que hemos jurado.

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