Página 30 de 316
En..., a 18 de agoto de 17...
CARTA XVIII
CECILIA VOLANGES A SOFÍA CARNAY
¿Cómo, Sofía, condenas de antemano lo que voy a hacer? Mi inquietud era bien grande y tú vienes a aumentarla. Me dices que no debo responder. Hablas bien a tus anchas y por otra parte no sabes exactamente lo que pasa. Estoy segura de que si estuvieras en mi lugar obrarías como yo; es verdad que no se debe responder y has visto por mi carta de ayer que tampoco yo lo quería; pero creo que nadie se ha visto en un caso como el mío. Estoy precisada a decidirme por mí sola. La señora de Merteuil, que yo contaba ver ayer noche, no vino. Todo conspira contra mí. Ella es causa de que yo le conozca; las veces que le he visto y hablado, ha sido casi siempre con ella. Esto no es decir que yo la quiera mal; pero me abandona en los momentos más difíciles para mí. ¡Ah! soy muy digna de compasión.
Figúrate que anoche vino como acostumbra. Estaba tan turbada que no me atrevía a mirarle. Presente mi madre, no podía él hablarme; bien sospechaba que se enfadaría cuando viese que no le había respondido. Y en verdad te digo que no sabía qué aire debía tomar. Un instante más tarde me preguntó si quería que fuese a buscar mi arpa. Me palpitaba tanto el corazón que lo que únicamente pude hacer fue decirle que sí. Cuando volvió fue peor. No lo miré sino un instante; él no me miraba pero tenía una cara que se hubiera creído que estaba malo y me dio mucha pena. Se puso a templar el arpa y al dármela me dijo estas palabras: "¡Ah, señorita!…" pero con un tono que me quedé enteramente confusa. Ensayaba un preludio antes de empezar sin saber lo que hacía y mi madre preguntó si cantaríamos juntos. Se excusó diciendo que se encontraba un poco indispuesto, mas como yo no tenía excusa me fue preciso cantar. Hubiera querido no tener voz; escogí expresamente un aria que no sabía, porque estaba segura de que no podría cantar ninguna. Se hubiera notado que ocurría alguna cosa. Felizmente llegó una visita. Cuando divisé el coche dejé el arpa y le pedí la volviese a su lugar. Yo temía que se fuese al mismo tiempo, pero volvió.