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Estoy contento de mi invención, que tan bien he calculado. Esa mujer merece sin duda la pena. Será lo que en su día haré vale para con ella, y habiéndola en cierto modo pagado de antemano tendré derecho de disponer de ella a mi capricho sin reconvenciones que hacerme.
Se me olvidaba decirle que por sacar partido de todo he rogado a aquellas buenas gentes que pidan a Dios por que se logren mis deseos. Va usted a ver si no los he conseguido ya en parte . . .
Pero avisan que está servida la cena, y sería luego tarde para que partiese la carta si no la cerrase ahora. Lo demás, pues, por el correo siguiente. Lo siento porque lo restante es lo mejor. Adiós, mi bella amiga. Usted me priva un momento del placer de ver a mi querida.
En..., a 20 de agosto de 17...
CARTA XXII
LA PRESIDENTA DE TOURVEL A LA SEÑORA DE VOLANGES
Muy señora mía: Tendrá usted sin duda gusto en saber un rasgo del señor de Valmont, que contrasta mucho, en mi concepto, con aquellos con que se le ha representado.
¡Es tan penoso el pensar desventajosamente de cualquier cosa que sea, y tan sensible no encontrar sino vicios en aquellos que tendrían todas las cualidades necesarias para hacer amar la virtud! En fin usted gusta tanto de emplear la indulgencia que es obligarla el oírcerle motivos para corregir un juicio demasiado riguroso. El señor de Valmont me parece que tiene fundamento para esperar ese favor y casi diré esa justicia: y vea por qué lo pienso.
Esta mañana ha dado uno de aquellos paseos que podían hacer sospechar que tenía algún proyecto en estas cercanías, idea que usted mismo tuvo y que me acuso de haber adoptado con demasiada ligereza. Felizmente para él, y sobre todo para nosotros, pués nos impide ser injustos, uno de mis criados debía ir hacia la misma parte10, y de este modo mi curiosidad, reprensible pero feliz, ha quedado satisfecha. Nos ha contado que Valmont, habiendo hallado en el lugar de... una familia numerosa a quien se le estaban vendiendo los muebles porque no había pagado los impuestos, no sólo se apresuró a pagar por aquellas pobres gentes, sino que además les dio una suma bastante considerable. Mi criado ha sido testigo de esta acción generosa, y me ha contado también que los aldeanos, hablando entre ellos y con él, habían dicho que un criado, que han designado, y el mío piensa que es el de Valmont, había tomado ayer informes en el mismo lugar acerca de los vecinos que podían tener necesidad de auxilios.