Página 46 de 316
Yo sabía bien que no debía decírselo y puede usted estar cierta de que le he dicho que lo sentía mucho. Él dice que no podía resistir y lo creo, porque yo no quería responderle y no he podido contenerme. ¡Oh! no le he escrito sino una vez y fue en parte para prevenirle que no volviese a hacerlo. A pesar de eso, él continúa escribiéndome, y como yo no le respondo, veo que está triste y esto me aflige mucho. No sé qué hacer ni qué partido tomar y en realidad soy bien digna de lástima. Dígame, señora, por Dios ¿habría mal en que yo le respondiese de tiempo en tiempo, solamente hasta que él tomase el partido de no escribirme más? pues en cuanto a mí, si esto continúa, no sé en lo que pararé. No sabe usted lo que he llorado al leer su última carta. Estoy segura de que si no le respondo, ambos tendremos gran pesar.
Voy a enviarle a usted su carta, o a lo menos, una copia. Por ésta juzgará y verá que no es nada malo lo que pide. Si usted halla que no se debe hacer, yo le prometo de abstenerme. Creo que pensará como yo, pues no hay nada en ello. Permítame, señora, que le haga una pregunta. Me han dicho que es malo amar a alguno ¿y por qué? Lo que hace que yo se lo pregunte es que Danceny me dice que no es malo y que casi todo el mundo ama. Si fuese así, ¿por qué yo sola debería contenerme? ¿O sólo es un mal para las solteras? He oído a mamá misma decir que la señora D... ama al señor M... y no hablaba como de cosa que fuese mal hecha. Estoy cierta de que si sospechase la amistad que tengo a Danceny, se enfadaría. Me trata como a una niña y no me dice nada. Creía que al sacarme del convento era para casarme y ahora me parece que no es así. No me cuido de ello, se lo aseguro; pero como usted es tan amiga, tal vez sepa lo que hay en esto.
Mi carta va bien larga, señora, mas, ya que usted me ha permitido que la escriba, me aprovecho para referírselo todo y cuento con su amistad.
Quedo de usted, etc.
París, a 23 de agosto de 17.