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La negligencia también puede causar revoluciones cuando llega hasta
tal punto que se deja ir el poder a manos de los enemigos del Estado. En
Orea fue derrocada la oligarquía sólo porque Heracleodoro había sido
elevado a la categoría de magistrado, lo cual dio origen a que éste
sustituyera la república y la democracia al sistema oligárquico.
A veces tiene lugar una revolución como resultado de pequeños
cambios; con lo cual quiero decir que las leyes pueden sufrir una
alteración capital mediante un hecho que se considera como de poca
importancia, y que apenas se percibe. En Ambracia, por ejemplo, el censo,
al principio, era muy moderado, y al fin se le abolió por entero, tomando
como pretexto el que un censo tan bajo valía tanto o casi tanto como no
tener ninguno.
La diversidad de origen puede producir también revoluciones hasta
tanto que la mezcla de las razas sea completa; porque el Estado no puede
formarse con cualquier gente, como no puede formarse en una circunstancia
cualquiera. Las más veces estos cambios políticos han sido consecuencia de
haber dado el derecho de ciudadanía a los extranjeros domiciliados desde
mucho tiempo atrás o a los recién llegados. Los aqueos se unieron a los
trezenos para fundar Síbaris; pero habiéndose hecho éstos más numerosos,
arrojaron a los otros, crimen que más tarde los sibaritas debieron expiar.
Y éstos no fueron, por lo demás, mejor tratados por sus compañeros de
colonia en Turio, puesto que se les arrojó porque pretendieron apoderarse
de la mejor parte del territorio, como si les hubiese pertenecido en
propiedad. En Bizancio, los colonos recién llegados se conjuraron
secretamente para oprimir a los ciudadanos, pero fueron descubiertos y
batidos y se les obligó a retirarse. Los antiseos, después de haber
recibido en su seno a los desterrados de Quíos, tuvieron que libertarse de
ellos dándoles una batalla. Los zancleos fueron expulsados de su propia
ciudad por los samios, que ellos habían acogido.