Middlemarch, Un estudio de la vida de las Provincias (George Eliot) Libros Clásicos

Página 33 de 768

.

-¿De quién, del pobre Bunch? Pues, parece que no podemos salvarle. Le van a ahorcar.

El ceño de Dorothea se frunció con un gesto de reprobación y lástima.

-Le van a ahorcar, ¿sabes? -dijo el señor Brooke, con un sosegado movimiento de cabeza-. ¡Pobre Romilly! Él nos habría ayudado. Conocí a Romilly. Casaubon no le conocía. Sabes, está un poco enterrado en sus libros.

-Cuando se es hombre de grandes estudios y se está escribiendo una gran obra, claro está que se debe renunciar a ver muchas cosas. ¿Cómo podría ir por ahí haciendo amistades?

-Eso es verdad. Pero ¿sabes?, hay hombres deprimidos. Yo también he sido siempre soltero, pero tengo ese tipo de disposición que nunca se deprime: he ido siempre a todas partes.y me he hecho cargo de las cosas. Nunca me he deprimido: pero veo que Casaubon sí. Necesita compañía, una compañía.

-Sería un gran honor para cualquiera ser su compañera -dijo Dorothea enérgicamente.

-Te gusta, ¿verdad? -dijo el señor Brooke sin demostrar sorpresa o ninguna otra emoción-. Bien, pues hace diez años que conozco a Casaubon, desde que vino a Lowick. Pero nunca he sacado nada de él... ninguna idea, ¿sabes? De todas formas es un hombre estupendo y quizá llegue a obispo... ese tipo de cosa, ya sabes, si Peel sigue. Y tiene una gran opinión de ti, hija.

Dorothea no podía hablar.

-La verdad es que tiene muy buena opinión de ti. Y habla muy bien ese Casaubon. Se ha dirigido a mí, puesto que tú eres menor de edad. Resumiendo, he prometido hablar contigo, aunque le dije que no pensaba que tuviera muchas probabilidades. Tenía que decírselo. Le dije que mi sobrina es muy joven y todo eso. Pero no creí necesario entrar en detalles. Pero, para resumir, me ha pedido permiso para proponerte matrimonio... matrimonio, ya sabes -dijo el señor Brooke, con un gesto explicatorio de la cabeza-. Creí mejor decírtelo, hija.

Nadie hubiera detectado ansiedad alguna en el comportamiento del señor Brooke, pero quería saber algo de lo que pensaba su sobrina a fin de que, caso de que necesitara un consejo, pudiera darlo a tiempo. El sentimiento que él, como juez de paz que había asimilado tantas ideas, pudiera albergar, era totalmente afectuoso. Puesto que Dorothea no respondió al momento, repitió:

-Creí mejor decírtelo, hija

-Gracias, tío -dijo Dorothea en tono claro y decidido-.

Página 33 de 768
 

Paginas:
Grupo de Paginas:                                   

Compartir:




Diccionario: