Página 13 de 13
De esto se deducía que el cadáver no estaba entonces tendido en el suelo. Tenía forzosamente que estar oculto en cualquier parte y por ello se me ocurrió que debía ser detrás de una cortina. Davidson arrastró el cadáver hasta allí y más adelante, después de llamar la atención en el palco, lo sacó y abandonó definitivamente el baile. Este paso fue uno de los más hábiles que dio. ¡Es muy listo!
Pero en los ojos verdes de Poirot leí lo que no osaba expresar:
-¡No tan listo, sin embargo, como Hércules Poirot!