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En el Instituto Essex, el Ayuntamiento y la Oficina del Registro de la Propiedad había ciertos documentos relativos a estos extraños sucesos, algunos de ellos tan inofensivos como pueden ser un título de propiedad o una factura de venta, y otros de naturaleza más misteriosa. En los archivos en que se guardaba toda la documentación relativa a los procesos por brujería, había cuatro o cinco alusiones inconfundibles. Por ejemplo, el testimonio que prestó un tal Hepzibah Lawson el día 10 de julio de 1692 ante el Tribunal de Oyer y Terminen presidido por el Juez Hawthorne y según el cual «cuarenta brujas y el Hombre Negro se reunieron en los bosques situados detrás de la casa del señor Hutchinson». Un hombre llamado Amity How declaró por su parte en la sesión del 8 de agosto ante el juez Gedney que «El señor G. B. (George Burroughs) fue marcado por el diablo la misma noche que lo fueron Bridget S., Jonathan A., Simon O., Deliverance W., Joseph C., Susan P., Mehitable C., y Deborah B.». Existía también un catálogo de la biblioteca de Hutchinson tal como se había encontrado ésta después de la desaparición de su dueño, y un manuscrito sin terminar, escrito por el propio Hutchinson en una clave que nadie pudo descifrar. Ward hizo sacar una copia del manuscrito y empezó a trabajar en la clave. A partir del mes de agosto su tarea fue cada vez más intensa y febril, y, a juzgar por su conducta y sus palabras, puede suponerse que logró descifrarla en octubre o noviembre de aquel mismo año. Sin embargo, Ward no dijo nunca nada concreto al respecto.
Pero el material de mayor y más inmediato interés era el relativo a Orne. Ward no tuvo gran dificultad en demostrar por medio de la caligrafía una cosa que ya había dado por supuesta después de leer la carta dirigida a Curwen, es decir, que Simon Orne y su pretendido hijo eran la misma persona. Tal como le decía Orne a su amigo en la misiva, consideraba peligroso seguir viviendo en Salem, y, en consecuencia, decidió pasar treinta años en el extranjero y volver a reclamar sus propiedades como representante de una nueva generación de la familia. Orne se había tomado el trabajo de destruir la mayor parte de su correspondencia, pero los ciudadanos que decidieron pasar a la acción en 1771 encontraron y conservaron unas cuantas cartas y documentos que despertaron su curiosidad.