La Ética de Aristóteles (Aristóteles) Libros Clásicos

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presente es aplacible el acto, en lo porvenir la esperanza, y en lo pasado
la memoria, y lo más aplacible de todo es lo que consiste en el ejercicio,
y así es lo más amable, pues al que hizo la buena obra, quédale su obra,
porque lo bien hecho dura mucho tiempo, pero al que la recibió pásasele la
utilidad. Asimismo, la memoria de las cosas bien hechas es muy aplacible,
pero la de las cosas útiles no mucho, o a lo menos no tanto, lo cual
parece ser al revés en la esperanza. A más desto, la afición parece al
hacer, y el ser amado al padecer, y así en los que exceden en el hacer
esles anexo el amar y las cosas tocantes al amor. Asimismo, todos aman más
las cosas que se hacen con trabajo, como vemos que el dinero lo ama más el
que lo gana que el que lo hereda, y el recebir buenas obras parece cosa de
poco trabajo, pero el hacerlas cuesta mucho. Y por esto las madres tienen
más afición a los hijos que los padres, porque les cuesta más trabajo el
nacimiento dellos, y ellas tienen más certidumbre que son suyos aquellos
hijos que los padres. Lo cual, parece que cuadra también a los
bienhechores.



Capítulo VIII
Del amor proprio
Si otra cosa no hobiera buena en Aristóteles sino sólo este capítulo,
por sólo éste a mi parecer era merecedor de ser tenido en mucha estima,
tanta es la discreción y sabiduría que aquí mostró en tratar y distinguir
el amor proprio. El cual, fundado en las cosas exteriores de honras, de
intereses, de deleites, es el que estraga al mundo, el que revuelve los
reinos y provincias, el que hace cometer los adulterios y hacer los
homicidios. Por éste el soberbio no admite igual ni puede sufrirlo. Por
éste el codicioso no sabe hacer bien a otro sino con daño del que lo
recibe.

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