Hongos de Yuggoth- Poemas oníricos (Howard Phillips Lovecraft) Libros Clásicos

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HONGOS DE YUGGOTH
Poemas oníricos


HESPERIA
La puesta de sol invernal, refulgiendo tras las agujas Y las chimeneas medio desprendidas de esta esfera sombría, Abre grandes puertas a algún año olvidado De antiguos esplendores y deseos divinos. Futuras maravillas arden en aquellos fuegos Cargados de aventura y sin sombra de temor;
Una hilera de esfinges indica el camino
Entre trémulos muros y torreones hacia liras lejanas.
Es la tierra donde florece el sentido de la belleza, Donde todo recuerdo inexplicado tiene su fuente, Donde el gran río del Tiempo inicia su curso descendiendo Por el vasto vacío en sueños de horas iluminadas por las estrellas. Los sueños nos acercan... pero un saber antiguo Repite que el pie humano no ha hollado jamás estas calles.





EL CANAL
En algún lugar del sueño hay un paraje maldito
Donde altos edificios deshabitados se apiñan a lo largo
De un canal estrecho, sombrío y profundo, que apesta
A cosas horrendas arrastradas por corrientes grasientas.
Callejones con viejos muros que se tocan casi en lo alto Desembocan en calles que uno puede conocer o no, Y un pálido claro de luna arroja un brillo espectral Sobre largas hileras de ventanas, oscuras y muertas.
No se oyen ruidos de pasos, y ese sonido suave Es el del agua grasienta deslizándose Bajo puentes de piedra y por las orillas De su cauce profundo, hacia algún vago océano. Ningún ser vivo podría decir cuándo arrastró esa corriente Del mundo de arcilla su región perdida en el sueño.





NÉMESIS
A través de las puertas del sueño custodiadas por los gules, Más allá de los abismos de la noche iluminados por la pálida luna, He vivido mis vidas sin número, He sondeado todas las cosas con mi mirada;
Y me debato y grito cuando rompe la aurora, y me siento Arrastado con horror a la locura.
He flotado con la tierra en el amanecer de los tiempos, Cuando el cielo no era más que una llama vaporosa;
He visto bostezar al oscuro universo, Donde los negros planetas giran sin objeto, Donde los negros planetas giran en un sordo horror, Sin conocimiento, sin gloria, sin nombre.
He vagado a la deriva sobre océanos sin límite,
Bajo cielos siniestros cubiertos de nubes grises
Que los relámpagos desgarran en múltiples zigzags,
Que resuenan con histéricos alaridos,

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