La habitación cerrada (Howard Phillips Lovecraft y August Derleth) Libros Clásicos

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Lo que si sé, y te lo puedo decir, es que fue algo terrible, terrible, y lo que ocurrió fue terrible. Ahora ya nadie puede echarle la culpa a Luther, ni a la pobre Sarah. Pero ten cuidado, ten cuidado, Abner.
-Estoy para cumplir la voluntad de mi abuelo -dijo Abner.
El viejo asintió. Pero sus ojos mostraban preocupación y estaba claro que confiaba poco en Abner.
-¿Cómo supo que estaba aquí, tío Zebulón? -preguntó Abner.
-Me llegó la noticia de que habías venido. Era mi deber hablar contigo. Pesa un maleficio sobre los Whateley. Algunos que ahora están bajo tierra han tenido que ver con el demonio, otros silbaban cosas terribles en el aire, y otros tenían que ver con cosas que no eran del todo humanas, ni del mar, pero vivían en el mar y nadaban -hasta muy lejos- en el mar. Y hubo quienes se encerraron en sí mismos y se convirtieron en seres extraños y aturdidos. Eso fue lo que ocurrió en Sentinel Hill aquella vez. Wilbur, el de Lavinny. Y ese otro de Sentinel Stone. Dios, tiemblo al pensar en ello.
-Bien, abuelo, no se excite -le reprendió el niño.
-No lo haré, no -dijo el viejo trémulamente-. Todo está muerto ahora. Está olvidado, por todos menos por mí y por aquellos que tomaron los signos que apuntaban hacia Dunwich, diciendo que era un lugar demasiado horrible para conocer...
Movió la cabeza y se quedó callado.
-Tío Zebulón -dijo Abner-. Nunca vi a mi tía Sarah.
-Claro que no, chico. Estaba encerrada en aquella época. Antes de que tú nacieses, creo que fue.
-¿Por qué?
-Sólo Luther lo sabía. Y Dios. Ahora Luther se ha ido, y parece que Dios no recuerda que Dunwich aún está aquí.
-¿Qué hacía la tía Sarah en Innsmouth?
-Visitaba a un pariente.
-¿Hay algún Whateley también allí?
-Whateley, no. Marsh. El viejo Obed Marsh, que era primo de papá. El y su mujer estaban en el comercio. En Ponapé, si sabes dónde está.
-Lo sé.
-¿Lo sabes? Yo no lo sabía. Dicen que Sarah había ido a visitar a alguno de los Marsh. Al nieto o al hijo de Obed. Nunca supe cuál. Nunca lo oí. No me importa. Allí pasó algo. Dicen que cuando vino estaba diferente. Inconstante. Desequilibrada. Le respondía de mala forma a su padre. Y luego, no mucho después, la encerró en esa habitación hasta que murió.

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