Cocos Y Hadas (Julia de Asensi) Libros Clásicos

Página 35 de 37

el sitio indicado, pues los infelices no habían encontrado ni la vigésima
parte de lo pedido.

[79]

-Le arrojaremos al pozo mágico -dijo [79] el más joven señalando al
niño-. Esos rústicos no habrán dejado de dar aviso de lo que ocurre a la
guardia civil y, para probar que no somos nosotros los secuestradores,
[80] tenemos que desembarazarnos del chico. ¿Cómo creerían que no éramos
culpables si hallaban al muchacho con nosotros?
-Y ¿no le buscarán en el pozo? Y a propósito de éste, ¿por qué le
llamas mágico? -preguntó el otro bandido.
-Porque algunas veces se oyen en el gritos y en el pueblo aseguran
que está encantado.
-¿Y tú lo crees?
-Yo no, pero lo llamo así por costumbre que tengo de oírlo.
Siguieron hablando y por último se acercaron a Juanito y, sin
atender, a sus ruegos, le arrojaron al pozo.
El pobre niño perdió el conocimiento antes de llegar al fondo, así es
que no supo si había allí el lecho de flores arreglado por los ángeles sus
hermanos.
Cuando volvió en sí se halló en un pequeño cuarto y acostado en una
humilde cama. Un hombre y una muchacha velaban junto a él. El primero, sin
hacerle pregunta alguna, le dio algún alimento que reanimó sus fuerzas,
mientras la segunda le miraba con cariñosa curiosidad. [81]
Cuando el hombre salió, Juanito se atrevió a preguntar a la niña
dónde se encontraba.
-Mi padre me había prohibido hablarte para que no te fatigaras -dijo
ella-, pero ya que te muestras curioso... ¿Has oído cantar al pozo mágico?

-Sí, ¿quién cantaba?
-¿Eso qué importa? Todo lo que decía el romance se ha realizado. En
el fondo del [82] pozo no había agua ni duras piedras, has caído sobre
paja y heno. Luego mi padre te ha cogido en sus brazos y te ha traído aquí
para avisar a tu familia, a la que conoce y quiere porque tu padre le
salvó la vida cuando los dos eran soldados.

Página 35 de 37
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: