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volvió a su punto de observación.
El país destacaba por su prodigiosa fertilidad. Senderos tortuosos y estrechos
desaparecían bajo bóvedas de verdor. Se pasaba por encima de campos cultivados de
tabaco, maíz y centeno en plena madurez, y recreaban la vista vastos arrozales con sus
tallos rectos y sus flores de color purpúreo. Se distinguían carneros y cabras encerrados
en grandes jaulas colocadas en alto, sobre pilotes, para preservarlas de la voracidad de los
leopardos. Una vegetación espléndida cubría aquel suelo pródigo. En muchas aldeas se
reproducían escenas de gritos y asombro a la vista del Victoria, y el doctor Fergusson se
mantenía prudentemente fuera del alcance de las flechas. Los habitantes, agrupados
alrededor de sus chozas contiguas, perseguían largo tiempo a los viajeros con vanas
imprecaciones.
Al mediodía, el doctor, consultando el mapa, estimó que se hallaba sobre el país de
Uzaramo . La campiña se presentaba erizada de cocoteros, papayos y algodoneros,
sobre los cuales el Victoria parecía reírse. Tratándose de África, a Joe aquella vegetación
le parecía muy natural. Kennedy veía liebres y codornices que le pedían por favor una
perdigonada; pero no quiso complacerlas, pues, siendo imposible cobrarlas, no hubiera
hecho más que gastar pólvora en salvas.
Los aeronautas navegaban a una velocidad de doce millas por hora, y pronto se hallaron
a 380 20´ de longitud sobre la aldea de Tounda.
-Allí es -dijo el doctor- donde Burton y Speke sufrieron calenturas violentas y por un
instante creyeron su expedición comprometida. A pesar de que todavía no se hallaban
demasiado alejados de la costa, ya se hacían sentir rudamente las fatigas y las
privaciones.
En efecto, en aquella comarca reina una malaria perpetua, cuyo ataque el doctor sólo
pudo evitar elevando el globo por encima de las miasmas de aquella tierra húmeda, cuyas
emanaciones absorbía el ardiente sol.
De vez en cuando divisaban una caravana que descansaba en un kraal, aguardando el
fresco de la noche para proseguir su camino. Un kraal es un vasto espacio rodeado de
espinos, una especie de vallado o seto vivo donde los traficantes se ponen al abrigo de los
animale dañinos y de las tribus merodeadoras de la comarca. Se veía a los indígenas
correr y dispersarse al ver al Victoria. Kennedy deseaba contemplarlos de cerca, a lo que