La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (Anónimo) Libros Clásicos

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comer y beber, y por esto yo no me desmando como otros."
Mas el lacerado mentía falsamente, porque en cofradías y
mortuorios que rezámos, a costa ajena comía como lobo y bebia mas
que un saludador.
Y porque dije de mortuorios, Dios me perdone, que jamás fui
enemigo de la naturaleza humana sino entonces. Y esto era porque
comíamos bien y me hartaban. Deseaba y aun rogaba a Dios que cada
día matase el suyo. Y cuando dábamos sacramento a los enfermos,
especialmente la extremaunción, como manda el clérigo rezar a los
que están allí, yo cierto no era el postrero de la oración, y con
todo mi corazón y buena voluntad rogaba al Señor, no que la
echase a la parte que más servido fuese, como se suele decir, mas
que le llevase de aqueste mundo.
Y cuando alguno déstos escapaba, ¡Dios me lo perdone!,
que mil veces le daba al diablo. Y el que se moría otras tantas
bendiciones llevaba de mí dichas. Porque en todo el tiempo que
allí estuve, que sería casi seis meses, solas veinte personas
fallecieron, éstas bien creo que las maté yo, o por mejor decir,
murieron a mí recuesta Porque viendo el Señor mi rabiosa y
continua muerte, pienso que holgaba de matarlos por darme a mí
vida. Mas de lo que al presente padecía, remedio no hallaba Que
si el día que enterrabamos yo vivía, los días que no había
muerto, por quedar bien vezado de la hartura, tornando a mi
cuotidiana hambre, más lo sentía. De manera que en nada hallaba
descanso, salvo en la muerte, que yo también para mí, como para
los otros, deseaba algunas veces; mas no la veía, aunque estaba

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