Mucho ruido y pocas nueces (William Shakespeare) Libros Clásicos

Página 8 de 57

Uno de mis criados entreoyó al
príncipe y al conde Claudio, que se paseaban por una avenida rodeada de
espesas y entretejidas ramas de mi jardín, lo siguiente. El príncipe confesó a
Claudio que amaba a mi sobrina, vuestra hija; que tenía el propósito de
declarárselo esta noche durante un baile; y que si la hallaba conforme, estaba
decidido a coger la ocasión por los cabellos y a poneros enseguida al corriente de
las cosas.

LEONATO.-¿Está en sus cabales el mozo que tal os ha dicho?

ANTONIO.-Es un muchacho excelente y dispuesto. Voy a mandar que le
busquen e interrógale tú mismo.

LEONATO.-No, no; hay que considerar esto como un sueño, hasta que se
aclare por sí propio. Empero voy a advertir a mi hija, para que vaya preparando la
respuesta, si por ventura el caso fuera cierto. Id y contádselo.
Cruzan la escena varias personas.
Deudos, ya sabéis lo que tenéis que hacer. –¡Oh! Os pido perdón, amigo.

Acompañadme, que he menester de vuestro talento. –Querido primo, tened cuidado en estos momentos de actividad. (Salen.)

Escena III
Otro aposento en la casa de Leonato. Entran DON JUAN y CONRADO.
CONRADO.-¡Buenos tiempos! ¿Qué es eso, señor? ¿De qué nace esa tristeza sin medida?
DON JUAN.-No tiene medida el asunto que la nutre. Por consiguiente, mi tristeza ha de ser ilimitada.
CONRADO.-Debierais atender a la razón.
DON JUAN.-Y aun cuando la atendiese, ¿qué beneficio me reportaría?
CONRADO.-Si no un remedio instantáneo, a lo menos una resignación paciente.
DON JUAN.-Me asombra que tú, nacido -como dices- bajo la influencia de Saturno, trates de aplicar un remedio moral a una dolencia mortal. Yo no sé disimular. Me es forzoso estar triste cuando tengo motivos, y ninguna chanza me haría sonreír; comer si siento apetito, y no esperar la comodidad de nadie; dormir cuando me acosa el sueño, sin atender a los negocios de los demás; y reírme si estoy alegre, a despecho del humor de quien fuere.
CONRADO.-Sí, pero no debierais hacer clara demostración de ello mientras no podáis reportaros. Os habéis rebelado recientemente contra vuestro hermano, quien acaba de reponeros en su gracia, donde es imposible que echéis hondas raíces si no cultiváis el terreno con vuestras propias obras. Es indispensable que aprovechéis la estación para recoger vuestra cosecha.
DON JUAN.-Preferiría ser gusano en un zarzal a convertirme en rosa por su gracia, y cuadra más a mi temperamento ser desdeñado de todos que acomodar mi comportamiento a los demás para obtener el afecto de uno.

Página 8 de 57
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:



Diccionario: