Mucho ruido y pocas nueces (William Shakespeare) Libros Clásicos

Página 36 de 57

Si dos hombres montan en un caballo, uno tiene que ir a las ancas. Un corazón honrado, a fe, señor. Por vida mía que lo es, como que nunca ha roto un plato. Pero, ¡alabado sea Dios!, no todos somos unos. ¡Ay, el bueno del compadre!
LEONATO.-En efecto, vecino, os es bastante inferior.
DOGBERRY.-Suerte que Dios da.
LEONATO.-Tengo que dejaros.
DOGBERRY.-Una palabra, señor. Nuestra ronda, señor, ha aprehendido, en efecto, a dos personas «despechosas»; y quisiéramos que comparecieran esta mañana ante vuestra señoría.
LEONATO.-Tomadles vos mismo la declaración y traédmela. Tengo ahora mucha prisa, como podéis observar.
DOGBERRY.-Eso será «suficiente».
LEONATO.-Bebed un trago de vino antes de partir y pasadlo bien. Entra un MENSAJERO.
MENSAJERO.-Señor, os aguardan para que entreguéis vuestra hija a su esposo.
LEONATO.-A sus órdenes. Voy ahora mismo. (Salen LEONATO y el MENSAJERO.)
DOGBERRY.-Id, buen compañero, id en busca de Francisco Seacoal. Decidle que traiga su pluma y tintero a la cárcel. Vamos ahora a «examinar» a esos hombres.
VERGES.-Y es menester hacerlo con chispa.
DOGBERRY.-Eso no ha de faltarnos, os lo garantizo. Hay aquí (Tocándose la frente.) lo que obligará a cantar a algunos de ellos. Buscad sólo al sabio escribiente para que extienda nuestra «excomunión» y juntaos conmigo en la cárcel. (Salen.)
Acto Cuarto Escena I
Interior de una iglesia.
Entran DON PEDRO, DON JUAN, LEONATO, FRAY FRANCISCO, CLAUDIO,
BENEDICTO, HERO, BEATRIZ, etc.

LEONATO.-Vamos, fray Francisco, sed breve: ateneos a la simple fórmula del
matrimonio, y después expondréis sus deberes particulares.
FRAILE.-¿Venís aquí, señor, a casar a esta dama?

CLAUDIO.-No.
LEONATO.-A ser casado con ella, padre; vos sois quien viene a casarle con
ella.

FRAILE.-Señora, venís aquí a casaros con este conde.
HERO.-Vengo.
FRAILE.-Si alguno de vosotros dos sabe de algún impedimento íntimo que se

oponga a que seáis enlazados, os invito, por la salvación de vuestras almas, a
que lo declaréis.
CLAUDIO.-¿Sabéis de alguno, Hero?
HERO.-De ninguno, mi señor.
FRAILE.-¿Sabéis vos de alguno, conde?

LEONATO.-Me atrevo a contestar por él: de ninguno.
CLAUDIO.-¡Oh! ¡A cuánto se atreven los hombres! ¡Cuánto osan hacer! ¡Cuánto
hacen diariamente, sin saber lo que hacen!

BENEDICTO.-¡Cómo! ¿Interjecciones? Pues entonces las habrá de risa, como

¡Ah! ¡Ja! ¡Ja!
CLAUDIO.-Acércate, fraile. Padre, con vuestro permiso: ¿me dais a esta

Página 36 de 57
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:




Diccionario: