Mucho ruido y pocas nueces (William Shakespeare) Libros Clásicos

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Mi hermano tiene una hija, efigie casi de mi hija difunta, y única heredera de los dos. Dadle el título que hubierais dado a su prima, y así fenecerá mi venganza.
CLAUDIO.-¡Oh noble señor! ¡Vuestra bondad me arranca lágrimas! Acepto vuestra oferta, y disponed en adelante del pobre Claudio.
LEONATO.-Mañana, pues, espero vuestra llegada. Me despido por esta noche. Este mal hombre será careado con Margarita, la cual sospecho fue cómplice en la infamia, comprada también por vuestro hermano.
BORACHIO.-No, por mi alma que no lo fue. Ni supo lo que hacía cuando habló conmigo; antes ha sido siempre honesta y virtuosa en todo lo que de ella conozco.
DOGBERRY.-Además, señor (aunque, a la verdad, esto no consta en blanco y negro), el «querellante» aquí presente, el ofensor, me ha llamado asno. Os ruego que lo recordéis al imponerle su castigo. También ha oído hablar la ronda de un tal Deforme. Dicen que lleva una llave en la oreja, y colgado de ella un rizo, y que en nombre de Dios pide dinero prestado, habiendo abusado de modo, y sin pagar jamás, que ya los hombres se han vuelto duros de corazón y no quieren prestar nada ni por amor de Dios. Os suplico que le examinéis sobre este punto.
LEONATO.-Gracias por tu cautela y celo honrado.
DOGBERRY.-Vuestra señoría habla como un «mancebo» agradecido y respetuoso, y ruego a Dios por vos.
LEONATO.-Toma por tus molestias.
DOGBERRY.-Dios proteja la fundación.
LEONATO.-Vete; te descargo de tu peso y te doy las gracias.
DOGBERRY.-Dejo un truhán insigne con vuestra señoría y suplico a vuestra señoría «se» corrija para ejemplo de otros. ¡Dios guarde a vuestra señoría! ¡Consérvese bien vuestra señoría! ¡Dios «restaure» vuestra salud! ¡Os «otorgo» humildemente licencia para partir; y si es de desear un feliz encuentro, que lo «prohíba» Dios! Vamos, vecino. (Salen DOGBERRY y VERGES.)
LEONATO.-Señores, hasta mañana por la mañana, adiós.
ANTONIO.-Adiós, señores. Os esperamos mañana.
DON PEDRO.-No faltaremos.
CLAUDIO.-Esta noche rendiré a Hero el tributo de mis lágrimas. (Salen DON PEDRO y CLAUDIO.)
LEONATO.-(A la ronda.) Llevaos a esos belitres. Hemos de preguntar a Margarita de qué nació su conocimiento con ese hombre depravado. (Salen.)

Escena II
Jardín de Leonato.
Entran BENEDICTO y MARGARITA por lados opuestos.

BENEDICTO.-Te ruego, querida señorita Margarita, que te hagas acreedora a

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