Página 12 de 75
por necesidad, tontos por coacción celeste; granujas, ladrones y traidores por influjo planetario;
borrachos, embusteros y adúlteros por forzosa sumisión al imperio de los astros, y tuviésemos todos
nuestros vicios por divina imposición. Prodigiosa escapatoria del putero, achacando su lujuria a las
estrellas. Mi padre se entendió con mi madre bajo la cola del Dragón y la Osa Mayor presidió mi
nacimiento, de donde resulta que soy duro y lascivo. ¡Bah! Habría salido el mismo si me bastardean
mientras luce la estrella más virgen de todo el firmamento.
Entra EDGAR.
Aquí llega a punto, como en la catástrofe de las viejas comedias. Haré el papel del melancólico fatal,
con suspiros de lunático. ––¡Ah, esos eclipses predicen estas discordancias! Fa, sol, la, mi .
EDGAR
¿Qué hay, Edmond? ¿En qué meditación estás sumido?
EDMON
Estoy pensando, hermano, en una predicción que leí el otro día sobre lo que traerían los eclipses.
EDGAR
¿Te ocupan esas cosas?
EDMOND
Te aseguro que esos vaticinios se cumplen fatalmente. ¿Cuándo viste a nuestro padre por última vez?
EDGAR
Anoche.
EDMOND
¿Hablaste con él?
EDGAR
Sí, dos horas seguidas.
EDMOND
¿Os despedisteis en paz? ¿No observaste malestar en sus palabras o en sus gestos?
EDGAR
En absoluto.
EDMOND
Intenta recordar en qué has podido faltarle y, te lo suplico, evítale por algún tiempo hasta que se temple
el ardor de su ira, pues ahora está tan furioso que no le detendrá ni el daño a tu persona.
EDGAR
Esto es obra de un infame.
EDMOND
Es lo que me temo. Te lo ruego, contente y evítale hasta que se frene su enojo; y, como digo, ven a mi
aposento, desde donde yo te llevaré oportunamente para que le oigas. Vete, te lo ruego. Aquí tienes la
llave. Y si sales, ve armado.
EDGAR
¿Armado?
EDMOND
Hermano, te aconsejo lo mejor. Si te miran con buenas intenciones yo soy un farsante. Y lo que has
oído no es mas que un relato piadoso de todo, no su verdad y su horror. ¡Anda, vete!