Página 30 de 75
Cuéntame rápido y preciso de qué modo
mereciste o ellos te impusieron este trato,
siendo mi emisario.
KENT
Señor, cuando les di vuestra carta
en su residencia, estando aún de rodillas
presentando mis respetos, llegó un mensajero
a toda prisa y sudoroso, transmitiendo
entre jadeos saludos de su ama Goneril.
Sin importarle interrumpir, les entregó una carta
que leyeron sin demora y, al ver el mensaje,
llamaron a sus criados, montaron a caballo,
me mandaron seguirles y esperar respuesta,
mirándome con frialdad. Luego, aquí,
al encontrarme al otro mensajero,
cuya acogida fue veneno de la mía,
y viendo que era el mismo que hace poco
se mostró tan insolente con Vuestra Majestad,
con más valor que prudencia, desenvainé.
El despertó a la servidumbre con sus gritos
y alaridos de cobarde. Vuestro yerno e hija
juzgaron que mi ofensa merecía
la vergüenza que ahora sufro.
BUFÓN
Si vuela el ganso bravo, aún estamos en invierno.
Suele tener hijo ingrato
el padre que va harapiento,
pero el hombre adinerado
será padre de hijo tierno.
La fortuna, puta innoble,
le cierra la puerta al pobre.
Pero tú cogerás tantas perras por tus hijas que estarás
un año contándolas.
LEAR
¡Ah, la sofocación se me sube al pecho!
¡Hysterica passio, quieta! Angustia trepadora ,
tu elemento está abajo. –– ¿Dónde está esa hija?
KENT
Está ahí dentro, señor, con el conde.
LEAR
No me sigáis. Esperad aquí.
Sale.
CABALLERO
¿No cometisteis más falta que la que habéis dicho?
KENT
Ninguna.
¿Cómo es que el rey viene con tan pocos?
BUFÓN
Si te hubieran metido en el cepo por hacer esa pregunta, lo tendrías bien merecido.
KENT
¿Por qué, bufón?
BUFÓN
Te mandaremos a la escuela de la hormiga para que aprendas que en invierno no se trabaja. Salvo los
ciegos, los que siguen su nariz se guían por los ojos, y no hay una sola nariz entre veinte que no huela al