Página 33 de 75
con mi hermana. Decid que la agraviasteis.
LEAR
¿Pedirle perdón? ¡Muy propio de la paternidad!
«Querida hija, reconozco que soy viejo.
La vejez es una inútil. Te pido de rodillas
que te dignes darme ropa, cama y alimento.»
REGAN
Basta, señor. Esos gestos son indecorosos.
Volved con mi hermana.
LEAR
Jamás, Regan. Me ha quitado la mitad
de mi séquito; estuvo ceñuda conmigo;
cual serpiente, me hirió el corazón con su lengua.
¡Que todas las venganzas que atesoran los cielos
caigan sobre su ingrata cabezal
¡Aires malsanos, dejadle baldados
sus jóvenes miembros!
CORNWALL
¡Vamos, vamos, señor!
LEAR
¡Raudos relámpagos, lanzad contra sus ojos
desdeñosos vuestras llamas cegadoras!
¡Miasmas que emanáis de las ciénagas
con el fuego del sol, corromped su belleza
y llenadla de llagas!
REGAN
¡Dioses benditos! También me lo desearéis
a mí en momentos de arrebato.
LEAR
No, Regan, yo nunca te maldeciré.
Tu condición apacible no puede
volverte tan cruel. Sus ojos asustan; los tuyos
confortan y no queman. No es propio de ti
escatimarme deseos, reducirme la escolta,
contestarme con dureza, regatearme el subsidio
y, en suma, recibirme echando el cerrojo.
Tú conoces los deberes naturales,
tu obligación filial, los actos de cortesía,
las deudas de gratitud. Tú no has olvidado
la mitad del reino que te di por dote.
REGAN
Señor, al asunto.
LEAR
¿Quién puso a mi hombre en el cepo?
Toque de trompeta dentro.
CORNWALL
¿Qué señal es ésa?
REGAN
La conozco: es la de mi hermana; esto confirma
su aviso de que llegaría pronto.
Entra [OSWALD, el] mayordomo.
¿Ha llegado tu señora?
LEAR
Éste es un granuja que se crece de prestado
a cuenta del favor inconstante de su ama.
¡Fuera de mi vista, lacayo!
CORNWALL
Señor, ¿qué os proponéis?
Entra GONERIL.
LEAR
¿Quién castigó a mi emisario? Regan,