Hamlet (William Shakespeare) Libros Clásicos

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con todos los modos, formas y muestras de dolor,
lo que puede retratarme; todo eso es "parecer",
pues son gestos que se pueden simular.
Lo que yo llevo dentro no se expresa;
lo demás es ropaje de la pena.
REY
Es bueno y digno de alabanza, Hamlet,
que llores a tu padre tan fielmente,
pero sabes que tu padre perdió un padre,
y ese padre perdió al suyo; y que el deber filial
obligaba al hijo por un tiempo
a guardar luto. Pero aferrarse
a un duelo pertinaz es conducta
impía y obstinada, dolor poco viril,
y muestra voluntad contraria al cielo,
ánimo débil, alma impaciente,
entendimiento ignorante e inmaduro.
Pues, sabiendo que hay algo inevitable
y tan común como la cosa más normal,
¿por qué hemos de tomarlo tan a pecho
en necia oposición? ¡Vamos! Es una ofensa al cielo,
ofensa al muerto, ofensa a la realidad
y hostil a la razón, cuya plática perpetua
es la muerte de los padres, y que siempre,
desde el primer cadáver hasta el último,
ha proclamado: "Así ha de ser." Te ruego
que entierres esa pena infructuosa y que veas
en mí a un padre, pues sepa el mundo
que tú eres el más próximo a mi trono,
y que pienso prodigarte un género de afecto
en nada inferior al que el más tierno padre
profese a su hijo. Respecto a tu propósito
de volver a la universidad de Wittenberg ,
no podría ser más contrario a mi deseo,
y te suplico que accedas a quedarte,
ante el gozo y alegría de mis ojos,
cual cortesano principal, sobrino e hijo mío.
REINA
Que tu madre no te ruegue en vano, Hamlet:
quédate con nosotros, no vayas a Wittenberg.
HAMLET
Haré cuanto pueda por obedeceros, señora.
REY
Una respuesta grata y cariñosa.
Sé como yo mismo en Dinamarca. -Venid, señora.

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