Regateando en Manilla

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¿Cuánto pierde el abastecedor?
El comercio del cáñamo o soga de Manila, la industria más imponante de las islas Filipinas, está controlado en gran medida por exportadores chinos que envían por barco estos productos a todas partes del mundo. Los pequeños comerciantes son japoneses que se caracterizan por una peculiar manera de conducir el negocio, especialmente su propio negocio.

La carencia de una moneda establecida o de precios fijos conviene cada transacción en una contienda. El siguiente acertijo muestra cuál es la manera habitual de cerrar un trato. �mitiendo la lengua vernácula, diremos que un marinero chino entra en un almacén de sogas y pregunta: "¿Puede usted indicarme dónde hay un negocio respetable que venda buena soga?"

El comerciante japonés, tragándose el insulto implícito, dice: "Yo sólo tengo la mejor, pero la peor de las que tengo es seguramente mejor que la que usted desea".

"Muéstreme la mejor que tenga. Puede servirme hasta que encuentre otra mejor. ¿Cuánto pide usted por la soga gruesa?"

"Siete dólares el ovillo de cien pies de longitud".

"Una soga demasiado larga y demasiado dinero. Jamás pago más de un dólar por una buena soga, y ésta soga esta podrida".

"Soga común", replica el comerciante, señalando el sello intacto que garantiza la longitud y la calidad. "Si tiene usted poco dinero, llévese lo que precise por dos centavos el pie".

"Corte veinte pies", dice el marinero, y ostentosamente extrae una moneda de oro de cinco dólares para demostrar que puede pagar

El abastecedor mide veinte pies con un exagerado despliegue de ansiedad destinado a mostrar al marinero su preocupación por medir con exactitud.

El marinero advierte, no obstante, que la vara de medir, supuestamente de una yarda de largo, tiene tres pulgadas de menos, ya que ha sido cortada en la marca de las 33 pulgadas. De modo que cuando la soga está cortada, señala la parte más larga y y dice: "Me llevaré estos ochenta pies. No, no es necesario que me los envíe. Yo los llevo". Después arroja la falsa moneda de cinco dólares, que el comerciante va a cambiar al negocio vecino. En cuanto recibe la vuelta, el marinero se marcha con la soga.

El acertijo consiste en decir cuánto ha perdido el abastecedor, suponiendo que se le reclame que reponga por una buena la moneda falsa, y que la soga costara verdaderamente dos centavos el pie. (Se recuerda que 1 yarda = 36 pilgadas y 1 pie = 12 pulgadas)

Solución en página siguiente.

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