Podrida

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7.El Palo de Triunfo
En las partidas de podrida, en función del número de cartas distribuidas a los jugadores y el número de éstos que participan en el juego, quedan algunas cartas por repartir.

La primera de ellas se descubre para marcar el palo de triunfo.

En el caso de que no quede ninguna carta por repartir, lo cual sucede si participan 4 o 13 jugadores, algunas manos se juegan sin triunfo, es decir, no hay posibilidad de fallar, lo cual deberán tener especialmente en cuenta los jugadores ya que es más fácil afirmar un palo largo.

El palo de triunfo tiene un valor especial ya que sus cartas ganan a las de los otros palos sin importar el índice de las mismas.



8.La Baza
Una baza es un grupo de cartas formado por una carta de cada jugador que ha sido jugada en un turno determinado; una baza está formada pues por tantas cartas como jugadores participen en la partida.

En cada baza tendrá gran importancia la carta de salida jugada por el mano, que será el jugador siguiente al dador, generalmente el de la derecha, ya que se suele jugar de derecha a izquierda para la primera baza; para las siguientes, el jugador mano será el ganador de la baza anterior.

Ana vez que el mano ha jugado una carta, el resto de los jugadores deben jugar por turno una de las suyas. La única obligación es la de asistir, es decir, jugar carta del mismo palo; no es necesario montar (jugar carta superior), fallar (jugar triunfo) si no se puede asistir, o pisar (refallar con un triunfo más alto, después de un fallo anterior). Si un jugador no puede asistir, por no tener carta del palo de salida, puede echar una carta de cualquier Palo (descartarse) y eliminar así posibilidades de hacer bazas que no le interesan de acuerdo con sus previsiones.

Si el jugador mano sale de un triunfo se dice que arrastra y todos los jugadores que tengan alguno deben jugarlo. Como en cualquier juego de bazas con palo de triunfo, en la podrida los arrastres están destinados a dos fines. Por una parte, hacer que no cumplan sus previsiones los que esperaban ganar baza jugando triunfo en un palo del que estaban fallo (no tenían cartas); por otra parte, evitar que sean falladas las bazas que se intentan hacer con cartas firmes de palos distintos al de triunfo.

Una vez completada una baza, el ganador de la misma la coloca frente a sí -boca abajo- y sale de una carta para la siguiente baza. El ganador de la baza, en caso de que no haya ningún triunfo, es el jugador que ha echado la carta más alta del palo de salida; si hay triunfo, el ganador es el jugador que ha echado el triunfo más alto. Así, sólo resultan determinantes en la baza el palo de salida y el de triunfo; las cartas de otros palos no cuentan, por lo que se denominan descartes.

9.Precisiones y Peticiones
Una vez efectuado el reparto y a la vista del palo de triunfo, los jugadores calculan el número de bazas que pueden ganar con sus cartas. A continuación, y antes de empezar a jugar las bazas, los jugadores hacen públicas estas previsiones. Para ello se utilizan unas fichas o marcadores, preferiblemente lo bastante pequeños como para que puedan ocultarse en el puño (pueden tratarse de las mismas "piedras" que se utilizan en el juego del mus para llevar la contabilidad).

Hay dos modos de hacer estas previsiones: abiertamente, por turno a partir del mano hasta el repartidor, o "a escondidas".

En el primer caso, cada jugador en su turno toma del centro de la mesa un número de marcadores igual al del número de bazas que calcula que ganará en esa mano, cantidad que cantará, es decir, pronunciará en voz alta.

Los otros jugadores deben estar atentos a que el número cantado coincida con el de los marcadores tomados; en caso contrario, harán rectificar uno de los dos valores al jugador en cuestión. Como en esta modalidad no hay que ocultar las fichas, pueden utilizarse las propias de las apuestas en el poker y otros juegos similares, de mayor tamaño.

Cuando un jugador indica el número de bazas que va a hacer y toma los marcadores correspondientes se dice que "pide".

Cuando las peticiones se hacen públicamente, como se sigue el turno de juego para hacerlo, cada jugador puede orientar sus previsiones a partir de las de los jugadores anteriores.

Así, si hay muchas peticiones y tiene cartas altas, puede deducir que esas peticiones están hechas confiando en triunfos y fallos, por lo que seguramente sus cartas no valdrán para ganar baza.

Por ello, para eliminar la ventaja que tiene el último jugador al pedir, por conocer todas las peticiones anteriores, se establece la limitación de que con su petición no pueda hacer que el número total de bazas pedidas por todos los jugadores sea igual al número de bazas en juego. Esta desigualdad puede ser de una o más bazas.

En el segundo caso, la modalidad a escondidas, todas las peticiones se hacen al mismo tiempo, por lo que ningún jugador tiene la ventaja de conocer las peticiones de los jugadores anteriores (obsérvese que el mano siempre pide a escondidas, ya que desconoce las peticiones de los otros jugadores). En este caso el número de bazas pedidas puede coincidir con el de las bazas en juego; el último en pedir -el dador sólo lo hará en función de sus cartas y no de las peticiones de los otros.

Cuando se pide a escondidas, cada jugador toma, sin que los demás lo adviertan, un número de fichas o marcadores igual al número de bazas que cree que ganará y los mantiene ocultos en la mano. Sólo podrá utilizarse una mano; para evitar malentendidos resulta conveniente decidir previamente si será la derecha o la izquierda.

Una vez todos los jugadores tienen los marcadores colocan sus puños claramente visibles sobre la mesa; se procede entonces a mostrar las fichas y a depositarlas sobre el tapete de juego, al tiempo que cada jugador canta su número de fichas.

Si el número de fichas de un jugador no coincide con las cantadas, tendrán prioridad las fichas y deberá rectificar el canto, que es sólo indicativo para los otros jugadores. Entonces se procede al recuento de las fichas para conocer si el número de bazas pedidas coincide con el de bazas que se van a jugar o si el juego será a la alta o a la baja.

Algunos jugadores establecen en sus partidas que siempre se pida a escondidas. En cambio otros prefieren que nunca se haga, lo cual provoca algunos problemas para el dador en las manos de pocas cartas.

La opción más recomendable es dejar a criterio del dador de la mano si habrá de ser a escondidas o no, ya que es a él a quien mayoritariamente afectan las ventajas y desventajas. En cualquier caso, la decisión de pedir a escondidas sólo puede hacerse antes de mirar las cartas.

Juego a la alta. Cuando hay más bazas pedidas por los jugadores que bazas en juego se dice que el juego es a la alta. En este caso, uno o más jugadores fallarán en sus previsiones, ya que no hay bazas suficientes para todos. Puede suceder además que algún jugador que no esperaba hacer una baza la haga, ya que los jugadores intentarán ganar sus bazas con cartas intermedias para apurar sus posibilidades, con lo que el déficit de bazas será aún mayor.

Juego a la baja. Se dice que el juego es a la baja cuando hay menos bazas pedidas de las que hay en juego. En este tipo de juego es muy importante el control de las cartas medianas, así como de los triunfos pequeños, ya que pueden proporcionar bazas inesperadas.

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