La Reina de Nubia

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Una señora toma el papel de reina de Nubia, y se provee de una caja como de rapé, que se abre por los dos lados: en el uno hay una figurita negra de un Cupido puesta sobre un fondo del mismo color para que no se descubra el engaño; en el otro hay polvos negros de marfil. Antes de dar principio al juego, la reina enseña la figurita a todos los jugadores, y aun hace que la toquen, anunciando que se la verá moverse por sí misma y animarse al soplo de uno de los de la sociedad. Estos preliminares no tienen otro objeto que el inspirar confianza a la persona a quien se trata de chasquear. "He aquí", prosigue la reina, "los reglamentos que deben observarse, so pena, de pagar una prenda.
1. Cualquiera que sea llamado para soplar sobre esta figurita que representa el amor, se levantará en primer lugar, y cruzará los brazos sobre el pecho.
2. Se adelantará con gravedad hacia la reina de Nubia, y la saludará a lo oriental sin proferir palabra.
3. Soplará sin reírse sobre la figurita.
4. Volverá a su sitio guardando seriedad, y saludará otra vez silenciosamente antes de sentarse".
Después de estas instrucciones la reina de Nubia recita los versos siguientes :

La reina ilustre de Nubia
Aquí mantiene encerrado,
En fuerza de sus hechizos,
A un amorcillo africano.
Yo os pido que todos prontos
Sopléis sobre el desgraciado,
Y el amor que muerto está,
Revivirá, revivirá.

La reina llama a diferentes jugadores antes de aquél a quien se trata de petardear; y observando el ceremonial prescrito soplan con toda su fuerza sobre la caja, lo que es muy propio para animar al que debe ser burlado, pues ve que nada les sucede de incómodo, y cada vez que alguno ha soplado, la reina cierra la caja, sacude ligeramente sobre ella, y acercándola al oído dice :

Tris, tras, tris, tras, tris, tras,
Ni por ésta, ni por otras más,
¡Ay no se mueve ¡ ¡Ay no palpita!
Ni el amor africano resucita.

Cuando, en fin, llega la vez de aquel a quien se ha querido chasquear, la reina le presenta diestramente el lado de la caja que contiene los polvos negros, de manera que soplando encima, se le tizna enteramente la cara, excitando la risa de todos los espectadores, que cantan alrededor de él :

Viva quien supo mover al amor,
Y se nos ha vuelto deshollinador.

Este juego se puede llamar también el de la reina Blanca o Roja, mudando la figura del amor en estos colores, y sustituyendo en la otra parte de la caja harina en vez de polvos negros, y cambiando también en la copla el título de amor africano en el de amorcillo nevado, y la copla final puede ser :

Viva quien libra al amor prisionero,
Y se hace de pronto tan buen panadero.

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