Los Embajadores

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Se elige a la suerte un rey, haciendo mañosamente que recaiga en aquel a quien se quiere burlar. Se le lleva solemnemente a un pieza, en donde están colocadas dos sillas, apartadas entre sí el espacio que debe ocupar otra, y de silla a silla se extiende una toalla lo más tirante que se pueda, cuyos extremos deben sostener sentados los que el monarca elegido escoja por sus ministros. No bien este los señala, cuando tienen cuidado de sentarse los primeros, a fin de asegurar con su peso las extremidades de la toalla. El rey se sienta, y al mismo momento piden audiencia dos embajadores, la cual se les concede inmediatamente, y entran los que hacen de tales, vestidos grotescamente con birretes muy altos de cartón, en cuya punta está sujeto interiormente un vasito de hoja de lata lleno de agua : llegados al pie del trono se inclinan con muchísimo respeto, y al ejecutar esta acción dejan caer al agua sobre el que hace de rey, que se encuentra hecho una sopa. Entonces los ministros, indignados de semejante desecato, se levantan furiosos, y el pobre de en medio acaba de completar su baño, pues cae sobre una jofaina llena agua que está colocada bajo la toalla tirante y cubierta por delante o bien con parte la misma toalla, o con un pañuelo prendido de ella.

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