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Se toma un copito o vedija de algodón que se sopla en medio de la sociedad dividida en dos hileras, los hombres a un lado y las mujeres a otro, y cada uno debe repelerle, soplando cuando va hacia él, de modo que el que le deja caer sobre sí o sopla mal, paga prenda. Es cosa muy entretenida ver a doce
ó más personas soplando cada una con todas sus fuerzas al copo para enviárselo al vecino, y suele suceder que no pudiendo alguno soplar de risa se les mete la vedija en la boca.